NOTA- PROTAGONISTAS- MARIANO MORENO. EL PERIODISTA
En el día del periodista-Mariano Moreno y la Gaceta
Reivindicó a su querido amigo Manuel Belgrano abriendo su soñada Escuela de Matemáticas boicoteada por los personeros del Consulado
El 7 de junio fundó el órgano oficial del gobierno revolucionario, “La Gaceta”, donde escribió: “El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de “Gazeta de Buenos Aires”
En realidad, como señala Boleslao Lewin, Moreno, que era un católico practicante, acordaba absolutamente con todas las ideas de Rousseau, incluso las religiosas y así lo expresó en uno de sus primeros escritos de absoluta inspiración Roussoniana: “El culto exterior no tiene una intrínseca relación al objeto a que se determina; ahora es una acción de reverencia doblar la rodilla, y mañana podría ser una señal de burla o desacato.”
La Gaceta, que incluía en todos su números la frase de Tácito: “Tiempos de rara felicidad, aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”, será mucho más que el órgano oficial de un gobierno, será una tribuna de opinión a través de la cual los ciudadanos del ex virreinato accedían a las ideas más modernas que los iban sacando lentamente de las pesadillas del atraso a los que los habían llevado casi 300 años de educación escolástica.
En sus páginas quedaron grabados emotivos testimonios de los inicios de nuestra revolución, episodios como la colecta para reunir fondos para financiar las campañas militares. Moreno da el ejemplo donando seis onzas de oro. Belgrano, Matheu y Larrea, renuncian a sus sueldos de vocales. En la “Gaceta” van a apareciendo las listas de donantes. Son gente del pueblo pobre, “los que nada tienen, todo lo dan por la revolución” dirá Castelli.
“La esclava María Eusebia Segovia, con licencia de su amo, ha donado un peso fuerte y se ofrece como cocinera de las tropas”
“El pardo Santos González de 10 años de edad, dona 4 reales”
“El niño Pedro Agüero de 9 años, obló 2 pesos y, con permiso, ofertó su persona para el servicio que le permitan sus tiernos años.”
“El pardo Julián José Agüero de 5 años de edad, ha oblado un peso fuerte.”
“Juan José Gómez obló un peso y su par de zapatos para que sirvan a algún soldado, también se compromete a dar 4 reales mensuales por espacio de 4 meses.”
Decía Moreno en la misma Gaceta comentando estos avisos: “Las clases más pobres de la Sociedad, son las primeras que se apresuraron a porfía a consagrar a la Patria una parte de su escasa fortuna: empezarán los ricos las erogaciones propias a su caudal y de su celo, pero aunque un comerciante rico excite la admiración por la gruesa cantidad de donativo, no podrá disputar ya al pobre el mérito recomendable de la prontitud de sus ofertas.” Aquellos que quieren ver en Moreno un agente inglés, evidentemente no leyeron el texto publicado en la Gaceta el 6 de septiembre de 1810: “El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y coloridos abalorios. Aprendamos de nuestros padres y que no se escriba de nosotros lo que se ha escrito de los habitantes de la antigua España con respecto a los cartagineses que la dominaron:
Libre, feliz, España independiente
Se abrió el cartaginés incautamente:
Viéronse estos traidores
Fingirse amigos, para ser señores;
Entrar vendiendo para salir mandando’”
El hombre que había dicho:‘Quiero más bien correr el riesgo de ser asesinado por servir a mi patria, que presentarme en las calles con el aparato de los tiranos’, partió un 24 de enero de 1811 hacia una misión imposible de la que nunca volvería.