Ricardo Darín: «Pido a los argentinos que todos tiremos en el mismo sentido»
El actor porteño regresa a las pantallas españolas con «La cordillera» y a los escenarios madrileños con la exitosa obra de Ingmar Bergman «Escenas de la vida conyugal»
Poco después de marcar el número de teléfono de Ricardo Darín (60 años), y tras los saludos de rigor, la pregunta resulta inevitable: ¿Qué más le puede pedir a la vida al actor argentino más admirado de los últimos tiempos? Su ritmo de trabajo no tiene pausa -enlaza rodajes de películas con estrenos teatrales- y la cantidad de premios y distinciones forman más cuentas que un rosario. La crítica le aplaude, el público le adora, los mejores directores se lo rifan… Entonces, ¿qué más necesita Darín?
Al otro lado del hilo telefónico, el porteño no duda: «Mis ambiciones ya me exceden. Quiero que Clara y ‘‘El Chino’’ sean felices», responde en referencia a sus dos hijos, fruto de tres décadas de convivencia con Florencia Bas -antes, entre 1978 y 1987, fue la pareja de la celebérrima presentadora de televisión Susana Giménez, con quien mantiene una buena amistad.
Ahora que agosto llega a su fin, el actor vuelve a centrar el interés mediático: el 22 de septiembre regresa a los Teatros del Canal, en Madrid, con la obra de Ingmar Bergman «Escenas de la vida conyugal», aunque, en esta temporada, no es su compatriota Érica Rivas quien le da réplica, sino Andrea Pietra; el 26 de septiembre, recibirá el Premio Donostia en la 65 edición del Festival de Cine de San Sebastián, donde se proyectará por primera vez en España su última película, «La cordillera», dirigida por Santiago Mitre.
Pero, en esta ocasión, Darín se muestra más dispuesto a hablar como un padre orgulloso que como una estrella internacional. Asegura que de la relación con sus vástagos -Clara es diseñadora y Ricardo Mario, más conocido como «El Chino», es actor- extrae constantes aprendizajes.
En el caso de «El Chino», Darín señala con orgullo que su hijo supo abrirse puertas por sí mismo y trazar su propio camino sin echar mano de su padre. «Él usó sus propias herramientas y fue a todos los castings. No utilizó el apellido como una escalera para trepar, aún pudiendo haberlo hecho», aclara.
Comparaciones
Al compartir el terreno de la interpretación, la comparación entre uno y otro resulta inevitable; pero, consultado acerca de las diferencias entre ambos, de la boca de Darín solo salen palabras de elogio y admiración: «‘‘El Chino’’ es mucho más inteligente de lo que era yo a su edad, más obsesivo con el trabajo. Yo era bastante más vago». Y reitera con su clásica picardía: «Él se toma las cosas más en serio».
Protagonista junto a Penélope Cruz de «La reina de España», último título de Fernando Trueba, «El Chino» Darín tiene toda su vida hecha en España, donde mantiene una relación con la actriz Úrsula Corberó desde principios de 2016.
Su progenitor, que vive a caballo entre Madrid y Buenos Aires, no niega que le echa de menos, aunque se resigna: «Quiero que sea feliz. Florencia y yo no tenemos esa mezquindad de padres, sino que disfrutamos de todo lo que le ocurre, tanto en España como en América Latina». La relación entre padre e hijo se sustenta en una admiración mutua, que, según adelanta el intérprete argentino, se concretará próximamente. «Entre mis proyectos está la creación de una productora junto a mi hijo», cuenta.
Un aviso a Messi
Han transcurrido ya dos meses desde que su compatriota Leo Messi celebrara su 30 cumpleaños. Para aquel día, el 24 de junio, Darín grabó un vídeo tan alentador como premonitorio, donde le avisaba con gran sabiduría: «Te prometo que a los 30 esto recién comienza».
Consultado por ABC sobre el motivo de ese saludo al delantero del Barcelona, el actor señala que «es alguien que me cae muy bien» y agrega que, si bien no les une un vínculo de amistad, hay una buena relación entre ambos: «Tuve la oportunidad de conocerlo y, además, me ha invitado a algún partido cuando estuve por Barcelona». El mensaje del actor en la felicitación al culé no estuvo librado al azar: los 30 años fueron como una bisagra en la vida de Darín. «La tercera década fue una etapa muy convulsa. Me cambió la vida para siempre. Fue un movimiento de tablero», cuenta.
No es para menos: fue a esa edad cuando el «actorazo» -como dicen en Argentina- conoció a Florencia Bas, la «coprotagonista» de su vida. Para seguir con el número 30, este año justamente se cumplen tres décadas de vida en común.
Además de esta cifra, también el número 18 parece haber jugado un papel clave en la historia de amor entre Ricardo y Florencia: 18 años tenía ella el día en que el actor se le cruzó por azar -o destino- en una mítica pizzería de Buenos Aires, y un 18 de abril del año 1988 se casaban y apostaban por una vida en común que siempre ha protegido con celo. De lo que transmite sobre el escenario en el papel de Juan, en «Escenas de la vida conyugal», poco se sabe qué parte de su propia experiencia como marido ha aplicado al texto de Bergman.
En otra piel
Otro papel en el que se ha acomodado con éxito, y que en breve podrá verse en España, es el de Hernán Blanco, presidente de Argentina en la película «La cordillera».
Una vez más, según la crítica, ha dado en el clavo a la hora de encarnar a un político que, en plena cumbre de mandatarios latinoamericanos en Chile, se ve inmerso en un drama familiar. Y si Darín fuera presidente de Argentina, ¿cuáles serían sus prioridades? «Transparencia, buena administración y preocupación por el trabajo, la educación y la vivienda». En la era Macri, lo tiene claro: «Pido a mis compatriotas que todos tiremos en el mismo sentido».