Actualidad-Análisis | Festival de la Canción de Eurovisión: una parodia con se conforma con lo justo
Will Ferrell ya tiene varias parodias en su haber. Lamentablemente, “Festival de la Canción de Eurovisión: La Historia de Fire Saga” (Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga, 2020) no se aleja demasiado de la estructura de muchas de sus películas como “Patinando a la Gloria” (Blades of Glory, 2007), solo que acá cambia la pista de hielo por el escenario del popular concurso musical que, seamos sinceros, podría resultar una sátira en sí mismo. Por eso, el Festival de la Canción de Eurovisión parecía el mejor punto de partida para el lucimiento del actor y su coequiper, Rachel McAdams, en la piel de Lars Erickssong y Sigrit Ericksdottir, dos jóvenes islandeses que desde chiquitos sueñan con ganar el popular certamen.
La historia de Ferrell y Andrew Steele (“Saturday Night Live”), dirigida por David Dobkin (“Los Rompebodas”), arranca en Húsavík -localidad al Norte de Islandia- en el año 1974. El pequeño Lars todavía no se recupera de la muerte de su mamá, pero la actuación de ABBA y su “Waterloo” durante el festival europeo despierta sus ganas de triunfar y de convertirse en un ganador de Eurovisión, a pesar de las burlas de su papá (Pierce Brosnan) y del resto de los presentes. La única que parece compartir su entusiasmo es Sigrit, esa amiga incondicional de la infancia que cree en los elfos y en la persistencia de Erickssong.
El tiempo pasa, pero Fire Saga -el dúo que conformaron- no consigue encontrar ESA oportunidad de éxito, mucho menos en un pueblo que constantemente les da la espalda. Mientras tanto, en Reikiavik (la capital islandesa), los ejecutivos de la TV ya planean la selección de su candidato para la próxima edición de Eurovisión, siendo Katiana (Demi Lovato) su favorita. Jamás, en los sesenta años de historia del festival, el país nórdico logró cantar victoria, una situación que tratan de revertir, aunque el triunfo pueda traer graves consecuencias financieras para la región. ¿Por qué? El ganador de Eurovisión se transforma en el próximo anfitrión, y algunos burócratas islandeses no creen que la economía y la infraestructura local puedan sostener semejante despliegue.
La mayoría cree que sí, y a falta de un doceavo candidato para llevar a cabo la preselección, Fire Saga logra su tan ansiada oportunidad cuando uno de los organizadores saca su demo al azar de una pila de candidatos. La inexperiencia del dúo se hace presente en el escenario, pero por esas cosas del destino y las reglas, Lars y Sigrit se convierten en los nuevos representantes de Islandia con su canción “Double Trouble”. Lo que sigue es su peripecia durante cada instancia del certamen, a llevarse a cabo en la ciudad de Edimburgo (Escocia), donde se congregan los estrafalarios participantes, entre ellos, el favorito Alexander Lemtov (Dan Stevens), el talentoso y fogoso cantante de Rusia.
“Festival de la Canción de Eurovisión: La Historia de Fire Saga” arranca en plan “Los Productores” (The Producers, 1967) + misterio por resolver, pero pronto vira hacia una trama más genérica (y predesible) que ya vimos demasiadas veces. Lo mejor es, justamente, cuando se mete de lleno con el concurso y los numeritos musicales, convirtiéndose en un gran “companion” para los seguidores de Eurovisión… y de la música en general. Su fuerte es burlarse de cada estereotipo y cliché de este tipo de relatos: la perseverancia del artista amateur que, a pesar de las circunstancias desfavorables, lucha por sus sueños y esas pequeñas cosas que son más importantes que la fama y el triunfo.
Pero Ferrell, Dobkin y compañía desaprovechan varias oportunidades para explorar aún más el ridículo y las etapas del concurso (además de sumar cameos), junto con sus participantes (muchos de los cuales tienen cierto parecido con aquellos que ya pasaron por el escenario real de Eurovisión). En cambio, caen en el facilismo de los entuertos y enredos amorosos, las relaciones padre e hijo, y cualquier lugar común que se les ocurra. Punto a favor para esos hermosos paisajes de Húsavík que podrían inspirar a cualquier artista.
Sabemos, de entrada, que “La Historia de Fire Saga” va a tener un final feliz, a su manera, pero los tropiezos narrativos que aparecen de tanto en tanto, dificultan la concreción de una gran parodia que podría haber brillado muchísimo más. Los realizadores se toman su tiempo (demasiado acotado) para celebrar la diversidad y extravagancia del festival, regalándonos un gran número musical que no tiene nada que envidiarle a la saga de “Pitch Perfect”, pero nos dejan con ganas de más cuando se trata de abrazar la verdadera potencia del certamen.
Ferrell poco puede hacer con un papel que parece calcado de gran parte de su filmografía. Acá, la revelación pasa por McAdams volviendo a sus raíces más humorísticas, y un hipnótico Stevens (canalizando el espíritu de George Michael) que se roba cada una de sus escenas. Lástima que su carisma no alcance para sostener todo el resto que, a pesar de la diversión y entretenimiento que brinda, falla al concebir una parodia digna de ser recordada como el paso de Fire Saga por el escenario de Eurovisión.