María Elena Delgado conmemora los 12 años y nueve meses de la desaparición de su hija y clama para que el rostro de Sofía Herrera no sea olvidado.
La niña de 3 años que desapareció en un camping de Tierra del Fuego en el año 2008, hoy tendría 15 años. Su madre no pierde las esperanzas de que siga con vida. “Ella hoy es grande y si ve su foto podría reconocerse” dice la mamá de la pequeña rogando que no olvidemos a Sofía.
María Elena sufrió la pérdida de su hija y el hecho al día de hoy sigue siendo un misterio. Está en la memoria de muchos, el caso del año 2008 en el que desapareció de un camping en Tierra del Fuego Sofía Herrera, una pequeña de 3 años que pasaba un domingo en familia. El 28 de junio se cumplieron 12 años y nueve meses de su desaparición. Su madre asegura que alguien se la llevó y pide difusión del rostro de la niña para que la búsqueda no cese.
Con el caso de Guadalupe Lucero, la niña de 5 años desaparecida en un pequeño pueblo de San Luis, y el “Alerta Sofía” activado, María Elena Delgado revive aquello que padeció hace 12 años y medio: “Sigo el caso de Guadalupe muy de cerca, es como volver a vivir lo que nos pasó a nosotros”, se descarga la madre de Sofía Herrera, la niña que lleva el nombre del nuevo sistema de búsqueda que utiliza las redes sociales. Elena afirma sentirse reflejada en la familia de San Luis por las “habladurías de la gente y la falta de recursos” y revela que en el año 2008 los dichos de las personas generaron una pérdida de tiempo que era vital para la búsqueda de Sofía.
Actualmente Interpol emitió un pedido de captura internacional para José Dagoberto Díaz Águila, quien 12 años después de la desaparición de Sofía Herrera es vinculado a la causa. La mamá de Sofía lo describe como un nómade que habitaba los campos de la zona. Un hombre chileno apodado “Espanta la Virgen” que en el momento de su desaparición vivía en Tierra del Fuego. Elena asegura que, así como a su hija, a Díaz Águila no pudo habérselo tragado la tierra y pide que su foto, tanto como la de Sofía, sea divulgada de forma masiva.
María Elena Delgado, o Elena, como prefiere ser llamada, parece funcionar como en automático. Repite cosas que se la pudo escuchar otras veces en decenas de medios de comunicación. No hay llanto, lágrimas ni un gesto o rastro alguno de angustia, tampoco parece que fuera a derrumbarse, al menos no en los próximos minutos. Solo se puede percibir a una mujer que asegura desde adentro de la habitación intacta de su hija Sofía, que “abrazarse al recuerdo de su hija y a la esperanza de volver a verla es lo que la mantuvo en pie”.
Por: Soledad Malleville
Pergamino Verdad
