Una mujer, que pidió que no se difunda su identidad, relató su caso particular:
“Me llamó una chica diciendo que era mi hija, lloraba y me pedía que la ayudara. Yo no sabía qué pasaba. Mi hija había viajado a Pergamino y yo creí que habían tenido un accidente. Le preguntaba desesperada, qué le pasaba, pero ella sólo lloraba. Hasta que me dijo que prepare plata. En eso me habló un hombre y me dijo ‘no te hagas la pelotuda y no llames a nadie’. Yo le corté e intenté llamar a mi hija hasta que pude comunicarme con ella. Pasamos una noche de terror. Soy una persona mayor. Suerte que estaba mi nieto conmigo; lloramos los dos abrazados”.
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