En un hecho que pone en entredicho los niveles de seguridad en la ciudad, delincuentes lograron infiltrarse en las propias instalaciones del Comando Patrulla ubicado en calle Joaquín Menendez al 700 y llevar a cabo un robo tan absurdo como indignante.
Durante las primeras horas de la madrugada del domingo, los malhechores se introdujeron en el sector destinado a la cocina y, con una audacia inusitada, sustrajeron la garrafa de gas.
Este hecho no solo representa una afrenta a la autoridad, sino que también revela una vulnerabilidad en los sistemas de seguridad de un lugar que, por definición, debería ser inexpugnable. La pregunta que surge de manera espontánea es: ¿cómo es posible que en un sitio tan resguardado, donde se supone que se concentran los recursos para combatir la delincuencia, se produzca un hecho de estas características?
Las consecuencias de este suceso trascienden el mero robo de un objeto. Este hecho genera un profundo malestar en la comunidad, que ve afectada su confianza en las fuerzas de seguridad. Además, pone de manifiesto la necesidad urgente de revisar y reforzar los protocolos de seguridad en todas las dependencias policiales.
Es imperativo que las autoridades competentes investiguen a fondo este caso y tomen las medidas necesarias para evitar que hechos similares se repitan.