Un proyecto de ordenanza busca transformar radicalmente la gestión municipal, generando un fuerte debate.
En las últimas semanas, un manto de incertidumbre se ha posado sobre Pergamino. El proyecto de ordenanza presentado por el intendente Javier Martínez, que propone la privatización de una amplia gama de servicios públicos, ha desatado una ola de reacciones. La ciudad se encuentra dividida entre quienes ven en esta medida una oportunidad para mejorar la eficiencia y quienes temen por el futuro de los servicios esenciales.
Un cambio de rumbo:
El proyecto, que ha sido comparado con las iniciativas del economista Javier Milei a nivel nacional, busca transformar radicalmente la gestión municipal. La propuesta contempla la tercerización de servicios como salud, seguridad y recolección de residuos, entre otros. Según el intendente, esta medida permitiría reducir costos y mejorar la calidad de los servicios.
Voces críticas:
Sin embargo, la iniciativa ha generado un fuerte rechazo entre los sectores más vulnerables de la población y los sindicatos. Álvaro Reynoso, concejal de Unión por la Patria, expresó su preocupación por las consecuencias de esta medida: «Estamos ante un proyecto que busca debilitar el Estado y entregarle la gestión de servicios esenciales a empresas privadas, poniendo en riesgo los derechos de los ciudadanos», afirmó.
Los trabajadores municipales, por su parte, temen por la pérdida de sus puestos de trabajo y por la precarización de las condiciones laborales. «Este proyecto es un ataque directo a nuestros derechos», aseguró un trabajador municipal.
Un debate encendido:
Las redes sociales se han convertido en un ring de boxeo donde las opiniones se enfrentan. Mientras algunos vecinos celebran la propuesta del intendente, argumentando que traerá mayor eficiencia, otros expresan su temor a que los servicios públicos se conviertan en un negocio y pierdan calidad.
El futuro de Pergamino en juego:
La decisión que tome el Concejo Deliberante sobre este proyecto tendrá un impacto duradero en la ciudad. Los vecinos de Pergamino se encuentran en una encrucijada: ¿están dispuestos a renunciar a la gestión pública de los servicios esenciales a cambio de una supuesta mayor eficiencia? La respuesta a esta pregunta marcará el rumbo de la ciudad en los próximos años.
El debate está abierto y la decisión final recaerá en los concejales. Lo que está en juego es el modelo de ciudad que queremos construir: una ciudad donde los servicios públicos son un derecho o una mercancía.