El joven médico trabaja en un centro de salud de Fray Luis Beltrán y contó con simpatía e ironía a través de su cuenta de Facebook lo que le ocurrió: una historia ‘tragicómica’.
Así lo relataba el mismo Franco:
«Siempre la vida me brinda momentos particulares. Hoy, no fue la excepción.
Les cuento esto porque me parece increíble, y que si no me lo tomo con humor, es para realizar un asesinato, así que bienvenido seas Facebook.
Hoy, estábamos en la guardia, cuando una mujer de unos 50 años, nos golpea la puerta y pregunta por el chofer de la ambulancia. Le indicamos donde se encontraba el mismo, y continuamos con nuestra actividad laboral dominguera.
Tras unos diez minutos, comenzamos a escuchar ruidos, golpes, tipo de obra en construcción.
No eran de construcción, sino más bien de destrucción.
Resulta que dicha mujer, era la EX ESPOSA del chofer de la ambulancia de turno, y por motivos pasionales, económicos, místicos, o vaya uno a saber de que índole, decidió sacar de su cartera, una MAZA. Si señores, una MAZA. (Nada que nos sorprenda partiendo del hecho de todo lo que se puede encontrar en la cartera de una dama).
La mujer, con mucho odio, conducida por un sentimiento iracundo, comienza a destruir con la maza el auto del chofer. El problema fue el siguiente: No era el auto del chofer, señora, era el mío.
Le grito, a la condenada mujer teñida de rubio: «Señora, es mi auto» Ante lo cual, la iracunda, con su mirada perdida, guarda la maza en su cartera, al lado del rimel y el cargador de su celular, y se retira del Centro de Salud, caminando.
Muchos sentimientos pasaron por mi cabeza en ese momento, de los cuales el amor tuvo un puesto bastante lejano.
Gracias a mis increíbles compañeras de guardia, logramos tomarnos el tema con bastante humor.
Cuando llamo al seguro, la mina que me atiende por teléfono, se tienta y me dice: «Solo una vez en mi vida escuché algo por el estilo, pero fue con un matafuegos». Dos horas más tarde vuelvo a llamar al seguro, me atiende una mujer, le comento que yo había llamado hace un rato, y me dice, riendo: «Ahhhhh vos sos el de LA LOCA DE LA MAZA» Sublime…
Gracias a la gente del seguro.
Gracias al tipo de la grúa que se me cagó de risa con la historia y me preguntó si el chofer era Di Caprio.
Gracias al personal de limpieza, que se encargo de reírse un poco más también.
Gracias a los canallas que me crucé cuando iba en la grúa, le preguntaron al que manejaba: «Es un auto de un pecho??? Alllltoooo corchazoooooo»
Así que bueno…nada, creo que lo tenían saber.
La vida es una caja de bombones, y yo soy diabético.
Gracias.»
(Foto: Facebook Franco Pugnaloni)