Por recuperar el teléfono celular que le habían robado, terminó matando. Eso le pasó a un muchacho de 21 años el fin de semana en la ciudad bonaerense de Campana cuando otros dos jóvenes (un varón de 22 y una chica de 18) le apuntaron con un arma, le sacaron el aparato y escaparon en una moto. Podría haber terminado ahí, pero la víctima los persiguió en su auto y chocó la moto. Por el golpe, horas después murió la adolescente.
Todo sucedió cerca de las cuatro de la madrugada, a la salida de un boliche, en el centro de Campana, partido del nordeste de la provincia de Buenos Aires. Federico Lischetti (21) fue abordado por Angel Coronel (22) y Delia Soto (18), quienes le apuntaron con un arma y le robaron su Samsung S5. Luego, se subieron a una moto que conducía Coronel y escaparon.
Pero Lischetti estaba con su auto, un viejo Dodge 1500 color verde oliva, así que decidió perseguirlos para recuperar el objeto que le habían sacado. Los persiguió durante varias cuadras y al llegar al cruce de la Avenida Mitre y la ruta 6 chocó contra la moto. Los dos jóvenes ladrones cayeron al piso y cuando se levantaron, Coronel le apuntó con el arma. Según declaró Lischetti, en ese momento decidió huir por temor a que le dispararan y abandonó la idea de recuperar su teléfono celular.
Fuentes judiciales contaron a Clarín que luego de allí Lischetti fue a la comisaría y denunció el robo. Paralelamente, Coronel y Soto se subieron a la moto y se metieron en una casilla que el joven estaba usando para vivir en esos días.
De acuerdo a lo que los investigadores pudieron reconstruir gracias a algunos testimonios y a las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad municipales, Soto bajó de la moto con “evidentes problemas neurológicos”. Se tambaleaba, pero así todo no fueron a un hospital. La chica se tiró a dormir y el hombre salió y volvió un rato después ya sin la moto.
Cerca de las 13 del domingo, Coronel llamó a la madre de Delia Soto para avisarle que la chica no estaba bien, que le costaba respirar y que no reaccionaba a los intentos por despertarla. Cuando la mamá llegó a la casilla, la chica estaba muerta.
Ayer, al cierre de esta edición, se esperaba el resultado de la autopsia, pero según fuentes del caso era obvio que su muerte había sido producto del golpe del auto. “Lo que no podemos creer es que el muchacho no la haya llevado a un hospital o a algún lugar donde la pudieran haber atendido inmediatamente. Eso pudo haber sido determinante”, explicó a Clarín uno de los investigadores.
Lo cierto es que cuando la mamá de la chica se encontró con el cuadro dramático llamó a la Policía. Y cuando los agentes llegaron, testigos contaron que vieron salir a Coronel, armado por los techos del barrio. Horas después, la Policía lo atrapó (sin armas encima).
Al principio, dadas las circunstancias, los agentes creyeron que se trataba de un caso de violencia de género, tanto por el golpe de la chica en la cabeza (en la casa encontraron rastros de sangre producto de un corte de ella de unos 15 centímetros en el cráneo) como por la reacción y la huida de Coronel.
Pero luego ataron cabos y llegaron a la conclusión que el hecho tenía que ver con el robo que había denunciado Lischetti. Así que lo fueron a buscar y el joven relató el hecho. Además, Coronel y Soto no eran pareja. Ella era mamá soltera de un varón de tres años al que le puso su apellido.
El fiscal del caso, Martín Zocca, decidió no imputar ni pedir la detención de Federico Lischetti. Una fuente del caso confió a Clarín que el fiscal no cree que el joven haya tenido intenciones de matar a ninguno de los dos ladrones en su intento por recuperar su celular. “Por ahora no considera que haya elementos para detenerlo ni que haya habido un homicidio doloso. Además es un chico de Campana, que tiene un trabajo (es empleado), vive con su familia y el auto está a su nombre”, detalló el investigador.
Sin embargo, sí pidió la detención de Angel Coronel, a quien acusó de “robo calificado por el uso de arma no apta para el disparo y abandono de persona seguida de muerte”. El joven tiene antecedentes de ingresos a comisarías aunque ningún procesamiento o condena. La chica también había tenido algunos problemas policiales “pero menores”, según explicaron a este diario desde las oficinas judiciales de Campana.