Marilyn conoció a Guillermo cuando él llegó desde Sierra Chica a la cárcel de Florencio Varela en un traslado por cuatro días.
“Me ofertaron muchos vestidos, decidí quedarme con este que es muy especial porque me lo regaló una chica que compartía conmigo el pabellón y recuperó su libertad. El blanco no iba para la ocasión, el negro por la tristeza que hay acá adentro, el bolado blanco por la novia y el rosa detalla la femineidad de una chica”, expresó Marilyn Bernasconi a NOVA con un ramo en la mano, sonriente y nerviosa.
Marilyn conoció a Guillermo cuando él llegó desde Sierra Chica a la cárcel de Florencio Varela en un traslado por cuatro días. “Nos conocimos, nos gustamos y cuando se tuvo que ir me dijo ‘voy a volver por vos’. No le creí, pero a los pocos días regresó y se quedó. Entre los dos hablamos en el verano y decidimos casarnos para que no nos separaran y por el amor”, aseguró la novia.
Es una historia de amor con todos los condimentos; uno fue condenado por asesinar a su familia y otro por violar mujeres obligándolas a utilizar polleras rojas. Se trata de Guillermo Casero y Marcelo Bernasconi (“Marilyn”), ambos se conocieron en la Unidad Nº 32 del penal de Florencio Varela y este lunes dieron el sí y se juraron amor para toda la vida.
El pabellón estaba lleno de globos violetas y blancos, una torta de boda con el nombre de los novios y una mesa con souvenirs. Las chicas de taco, escote y bien maquilladas posaban en todas las fotos mientras que Guillermo caminaba de punta a punta con un cigarrillo en la mano. “Estoy muy nervioso y ansioso. Convivimos hace un año y a los dos meses decidimos casarnos. Marilyn es especial por su personalidad, eso me enamoró”, aseguró en diálogo con NOVA.
Historia de un loco amor
Guillermo Casero fue condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Quilmes por el delito de «abuso sexual con acceso carnal agravado por el empleo de armas reiterado en ocho ocasiones». Fue acusado de 12 casos pero se pudieron probar ocho.
Según el relato de las víctimas, se colocaba un preservativo, a la mayoría de ellas las obligaba a ponerse una pollera roja, luego las violaba, tras lo cual las dejaba en el lugar donde las había capturado. La descripción era siempre la misma: un hombre que ocultaba su rostro con una gorra y lentes oscuros, además de una cicatriz en sus genitales de las que las víctimas dieron cuenta a la Justicia.
Por su parte, Bernasconi fue condenado a prisión perpetua por matar a escopetazos a su madre y su hermano. Ambos fueron encontrados muertos con disparos de una carabina 22 en la quinta El Rosario de la localidad de Oliden, a unos cuarenta kilómetros de La Plata. El aviso lo dio quien en principio parecía el único testigo: Marcelo, por aquel entonces de 18 años. El chico dijo que tres hombres entraron a robar a su campo y que él, tras ver cómo mataban a su familia, pudo escapar de milagro. La mentira duró poco. A las horas, a solas con el fiscal, confesó todo y dijo que lo hizo porque ellos nunca habían aceptado su condición de homosexual.
Pero la trágica historia tiene un final de cuento de hadas; el amor fue más fuerte y hoy protagonizan el primer matrimonio igualitario dentro de un penal. “Soy la pionera en esto creo que el año que viene va a haber varios casamientos porque a todas les gustó la idea, el poder salir del pabellón, los preparativos los vestidos arreglarse es una emoción, desde temprano están todas arregladas”, aseguró emocionada Marilyn.
“Es una alegría y sé que puedo abrir las puertas a muchos matrimonios más que puedan darse, estoy rompiendo las reglas”, finalizó.
fuente:NOVA