María Ignacia-Vela es una modesta localidad ubicada a 50 kilómetros de la ciudad de Tandil. De nombre poco tradicional, consecuencia de una particular historia, sus 2.000 habitantes viven inmersos en una tranquilidad pueblerina, la que se vio quebrada en las últimas horas con una historia que mezcla sexo, celos y mucha violencia. Los hechos ocurrieron a plena luz del día y los protagonistas -según cuenta con lujo de detalles el Diario de Tandil- son un importante productor de la ciudad, su esposa y la amante del empresario.
Si hay algo que todos conocen en María Ignacia- Vela, es ese pequeño predio pegadito al cementerio, conocido desde años como Villa Cariño, seguramente rememorando el viejo y tradicional paseo amatorio que supo funcionar a pleno en los 70 en los porteños bosques de Palermo. Hasta ese lugar, en un auto moderno y acompañado por una vecina de unos 45 años llegó “El Chacarero”, conocido productor de la zona. Eran las tres de la tarde y los vidrios polarizados no permitían que se viera cómo los fogosos amantes estaban entregados al placer. Sin embargo, alguien sabía lo que allí ocurría. Era la mujer de “El Chacarero” que en medio de gritos e insultos quebró la romántica escena.
Al advertir que había sido descubierto, el hombre hizo propio aquello de que “soldado que huye sirve para otra guerra”, y, tras acomodarse los pantalones, escapó corriendo en dirección hacia el cementerio. “La Tigresa”, tal como llaman en el pueblo a la mujer de “El Chacarero”, le propinó una brutal paliza a la sorprendida señora que estaba en el auto, y como en María Ignacia-Vela se conocen todos, la irascible mujer optó por llevar a la amante a la casa particular de ésta. Allí, golpeó la puerta, salió la madre de la mujer secuestrada y a los gritos le comentó a la señora mayor lo que estaba haciendo su hija en Villa Cariño.
Sin embargo, la historia no terminó allí. “La Tigresa” enfiló para el centro del pueblo y abandonó desnuda a la “amiga” de su marido frente al principal banco de la modesta localidad. Quienes transitaban por la principal arteria no entendían nada.
Los velenses aseguran que nunca ocurrió nada igual en la pequeña ciudad. Una historia que cada uno de los vecinos difícilmente olvidarán.
Fuente:Cronica