La red social puede generar problemas en la pareja y complicar la relación con la persona que más amamos. Ante esa situación, una psicóloga lanza la pregunta que pocos se hacen: ¿por qué la necesidad de exponerse?
Desde el momento en que alguien toma la decisión de abrir una cuenta en Facebook, se expone. La primera pregunta sería: ¿por qué la necesidad de exponerse? Quizá ya estemos tan familiarizados con la red social que no se nos ocurre preguntarlo.
Naturalizar esa exposición por el hecho que ahora exista el soporte virtual que lo posibilite, no parece ser una respuesta. El hecho es que esta nueva modalidad de relación también genera problemas nuevos.
¿Acaso los usuarios no podrían prever las consecuencias de hacer públicas sus relaciones? ¿Es tan ingenuo el uso que se hace de esta herramienta? ¿Por qué si alguien se cuidaría muy bien de contarle a su pareja encuentros con terceros, sin embargo no duda en publicarlos? No parece ser tan inocente el procedimiento.
Se sabe que si alguien no quiere que el otro se entere de algo, no lo dice. Y es más: es bastante sencillo ocultarlo porque, en general, nadie quiere enterarse de la infidelidad del ser que ama. De manera que si bien el azar puede jugarnos malas pasadas, si queremos cuidar una relación, lo hacemos.
Entonces la cuestión central es ¿qué buscamos provocando escenas o situaciones que sabemos que van a molestar al otro si lo amamos y nos ama? Es tan vieja como la propia humanidad la mezcla del amor con la agresión, los celos, la envidia y los juegos de seducción histéricos.
La actualidad de Facebook muestra que esas tendencias universales del deseo siguen vigentes y está en cada uno “domesticarlas”, si buscamos una relación saludable, con o sin Facebook.
Por Lila Isacovich, licenciada en psicología de Fundación Buenos Aires.
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