Cuando los ex vuelven a tener pareja, comienza una nueva historia para todos los integrantes de la familia, ya que ahora los hijos -sobre todo si son pequeños- tienen que compartir con el padre y con su nueva pareja y lo mismo sucede con la mamá, en el caso de que ella inicie una nueva historia.
Muchas veces la gente piensa que debe de existir una relación tensa y conflictiva con la nueva pareja, sobre todo cuando se piensa que va a compartir tiempo y actividades con los pequeños.
En la realidad, vemos que se trata de una creencia falsa e irracional, ya que al pensar solo en la pareja del ex, nos olvidamos de lo más importante que es la adaptación saludable de los chicos a la nueva etapa. Esto significa tratar con naturalidad y respeto a la otra persona, quien es la que va a compartir en nuestra ausencia, tiempo con nuestros hijos.
Por lo tanto, deben dejarse de lado el rencor y los reproches que muchas veces quedan después de una separación, para poder tener una adaptación saludable a la nueva etapa, pensando también en la felicidad de los más pequeños.
Cuando esto no se puede lograr por medios propios, es necesario pedir ayuda psicológica, no solo para poder elaborar la separación, sino también para evitar ubicar a los hijos en el medio de una “batalla” que ellos no pidieron estar, y que los va a afectar emocionalmente.
¿Podemos compartir?
No está ni bien ni mal, sino que va a depender de cómo va desarrollándose la relación. Si la misma es armónica, va a resultar más saludable para todos, y sobre todo para los chicos que son los que están en el medio de la situación. Para ellos también se trata de una situación nueva, por lo que tendrán que adaptarse a la misma, aprendiendo a actuar y a relacionarse con el nuevo integrante, y con el cual van a tener que compartir.
Lo que los padres deben mantener con sus hijos son reglas claras de juego. Lo que les sirve a los pequeños es poder establecer un orden interno, como por ejemplo, saber que más allá de que los padres tengan pareja, el padre y la madre siempre van a ser los mismos.
Cuando aparece un tercero, surge el temor como padre de “compartir” el amor de sus hijos con la otra persona. Este temor tiene que ver con inseguridades de los padres, producto de la situación nueva, lo cual genera un estado de ansiedad y angustia por temor a la pérdida de los hijos. Se trata de estados emocionales propios de la persona pero NO significa que eso suceda en los hechos de la realidad.
Si la relación con el ex es buena, no tiene por qué cambiar. Por lo tanto, debería de continuar como se venía desarrollando, teniendo en cuenta que lo más importante es la salud mental y la calidad de vida de los hijos.
Psicólogo Santiago Gómez
Director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva
(Matrícula: 15.159)