Una pareja de docentes fue abordada por dos asaltantes en su casa ubicada en la esquina de las calles 15 y 42 de la capital bonaerense. «Uno se identificó como policía. Llevaba puesto un chaleco y un handy»,aseguró una de las víctimas.
El domingo a comienzos de la madrugada, Rodrigo Ordozgoiti (30) volvía con su esposa luego de haber salido a cenar con unos amigos. Ella ya estaba en la casa, en la zona de 15 y 42, y él terminaba de entrar el auto en la cochera.
Por la vereda pasaron dos sujetos jóvenes con la cara destapada. «Uno se identificó como policía. Llevaba puesto un chaleco y un handy» de esa fuerza, según contó Rodrigo.
Eran ni más ni menos que dos delincuentes que rápidamente irrumpieron en ese garage a punta de pistola. Así empezó lo que para las víctimas terminó siendo «una noche de terror».
«DUEÑOS DE LA CASA»
«Durante un buen rato se hicieron los dueños de la casa. Uno de los ladrones se quedó conmigo y parecía más calmado. Pero el otro, el que atacó a mi mujer, estaba muy violento«, afirmó el hombre en diálogo con el diario platense El Día, que al igual que su pareja dicta clases en distintos niveles en escuelas de Ensenada.
A los dos los golpearon varias veces a modo intimidatorio. El asalto se extendió durante unos quince minutos, en los que los delincuentesrevisaron toda la casa. En su recorrido fueron eligiendo todo lo que finalmente se llevaron: dos celulares, una notebook y una cantidad de dinero que no fue dada a conocer.
Inclusive, los asaltantes pretendieron llevarse el auto de la pareja, pero no lo lograron. «Se les complicó abrir el portón», dijo Claudia (50), la damnificada.
«Nos sacaron un montón de cosas materiales, pero la verdad es que pensamos algo peor, porque creímos que también se llevaban nuestras vidas», aseguró por su parte Rodrigo.
Ella padeció, además, una intimidación que la dejó todavía más nerviosa. «Intentaron toquetearme, supongo que para que me quedara paralizada del miedo. Todavía estoy muy nerviosa y en shock por lo que me pasó», indicó la mujer, cuando ya habían pasado unas 40 horas de aquella secuencia.
«Esa noche no pude dormir. Fue la primera vez que me pasa algo así y no veía la hora de que se fueran. Por eso les di todo», agregó. A Rodrigo ya le habían robado otras tres veces.
Un hijo de la mujer, de 25 años, estaba allí y se despertó en pleno asalto. No intentó resistirse ni evitar nada. Simplemente se tendió boca abajo en un pasillo, mientras los delincuentes seguían con lo suyo.
CRITICAS A LA POLICIA
«Sufrimos la violencia de los ladrones pero también la forma en la que operó la policía», empezó diciendo el docente, para después explicar que cuando los asaltantes recién empezaban a irse él alcanzó a llamar al 911.
Fueron en total tres las veces que él se comunicó con ese número de emergencias. «Cada vez, el que me atendía desconocía que había llamado antes. Hasta me discutieron que lo hubiera hecho», expresó Rodrigo, visiblemente molesto por ese destrato.
Además, la víctima se quejó por la aparente demora de los oficiales. Según sostuvo, el asalto terminó 1.30 de la madrugada pero el primer patrullero apareció 25 minutos después y el personal lucía «muy tranquilo». «Hasta se peleaban entre ellos por ver qué jurisdicción era, si de la comisaría Segunda o de la Cuarta», señaló el maestro.