Casado, jornalero, instruído, 32 años. Esos son los datos fríos, meramente descriptivos de Alfredo Antonio Sandoval. Pero detrás de esos datos, se esconde una historia siniestra.
Antes se había presentado ante las autoridades judiciales y policiales como un padre conmovido y desesperado por la muerte de la hija de su mujer, una nena de 3 años.
Durante muchos años le creyeron parcialmente una historia que lo victimizaba. «La nena se cayó de la bicicleta y no reacciona», le escucharon decir en el Hospital de Cañuelas. La nena ya estaba muerta.
Al principio lo investigaron y lo llevaron a juicio junto a la madre de la nena por abandono de persona seguido de muerte.
Le creyeron la historia de la bicicleta, pero lo culparon a él y a la madre de la menor por no haberla asistido a tiempo y no llevarla al hospital antes.
Años después otra historia salió a la luz. Testigos, peritos y la propia madre de la nena cambiaron el caso.
Sandoval, concluyeron los testigos, solía pegarle a la nena cada vez que su madre salía. Los estudios forenses ordenados en una segunda etapa de la causa confirmaron que la nena había sido asesinada y que la caída de la bicicleta era puro cuento.
Pero hay más, la nueva investigación determinó que Sandoval mató a la nena a golpes e intentó justificarse: «Llora mucho esta nena».
Ese mismo día pateó en la panza a su mujer, por entonces embarazada de cinco meses. El silencio y las mentiras, hasta ese momento, le permitían a Sandoval gozar de impunidad.
Como si fuera poco, y ya con el crimen de su hija en sus espaldas, Sandoval asesinó a Carla Ramallo.
A la chica, según un fallo judicial, la quiso violar tras ir a un boliche juntos, y la terminó estrangulando. Fue en Las Flores.
Ahora, con la nueva prueba, la DDI de La Plata lo detuvo en Olavarría donde Sandoval, ya convivía con otra mujer. Será juzgado por el homicidio de la hija de su anterior pareja.
En un año y medio su historial delictivo fue ilimitado. Pasó de rey de las fugas, a matar a una nena y a femicida. Todo un récord. Imperdonable.