Por: Psicólogo Santiago Gómez
Director de Decidir Vivir Mejor
y del Centro de Psicología Cognitiva
(Matrícula: 15.159)
Se aproximan las fiestas y las familias comienzan a organizar en qué lugar y con quién la van a pasar. En el caso de los padres separados, lo ideal es ponerse de acuerdo para enfrentar dichas situaciones y lograr que los hijos tengan buenos recuerdos.
Esto va a depender de la relación que los padres mantienen entre ellos, es decir, del vínculo que tienen; si el mismo es conflictivo, cada festejo del hijo va a resultar un caos, en cambio, si la relación es saludable, van a poder llegar rápidamente a una negociación y a acuerdos que van a beneficiar al hijo.
Cuando no hay diálogo entre los padres, se debe consultar a un terapeuta especializado en familia, o a un mediador, para que los padres y el resto de los integrantes del núcleo familiar -abuelos, tíos, etc- reciban orientación de cómo conducirse en las fiestas preservando la salud del niño, para evitar dañarlo emocionalmente.
Lo más saludable es que puedan pasar una fiesta con cada uno y después de las doce facilitarle al niño para que pueda llamar al padre con el que no pasó la Navidad o el Año Nuevo.
En el caso de que el niño no quiera compartir una de las fiestas con el papá o con lo mamá, NO debemos obligarlo, sino escuchar lo que le sucede, además de realizar una consulta con un terapeuta infantil para poder evaluar qué es lo que realmente le está pasando en cuanto a la relación con su progenitor. Este tipo de problemáticas, ocurren generalmente en la relación del hijo con el padre.
LA IMPORTANCIA DE LAS FIESTAS PARA LOS NIÑOS
Más allá de la relación que los padres tengan entre ellos, se deben de dejar de lado los hechos del pasado para concentrarse en la salud psicológica de los hijos, teniendo en cuenta que las vivencias positivas van a formar parte de los recuerdos, fortaleciendo su personalidad e influyendo en la vida adulta.
Debemos tener en cuenta que las fiestas generan un mayor grado de sensibilidad en los adultos y con más razón, en el niño que no pueden compartir con el papá y su mamá juntos, por lo tanto, debemos tener paciencia, tolerancia y comprensión con los berrinches, caprichos y llantos injustificados que son conductas mediante las que el pequeño manifiesta sus emociones y su estado interior sobre cómo se siente.
CONSEJOS PARA LOS PAPÁS:
ü no poner a los hijos en el medio de las disputas y confrontaciones de los padres;
ü las fiestas movilizan emociones negativas – como el rencor y el enojo – por situaciones pasadas, por lo tanto, no utilizar a los hijos como trofeos;
ü tener en cuenta que la prioridad es la salud y el bienestar de los hijos, por tal motivo, los padres deberían de dejar de lado el resentimiento entre ellos;
ü tener una actitud flexible que permita llegar a acuerdos entre los adultos, en post del bienestar del niño;
ü comunicar a los chicos con quién van a pasar las fiestas, una vez que los padres llegaron a un acuerdo.