La Justicia ordenó la captura de Sebastián José Luis Wagner, que ya posee dos condenas por violación, en el marco de la causa por la desaparición de Micaela García, la joven que es buscada desde el sábado en Gualeguay.
Mientras continúan realizándose los rastrillajes en Gualeguay y se analizan los elementos hallados en el vehículo Renault 18 en el que se movilizaba Sebastián José Luis Wagner, principal sospechoso de la desaparición de la estudiante Micaela García, se siguen conociendo datos sobre el hombre acusado de tres violaciones, que fue favorecido primero con un juicio abreviado y luego con la libertad condicional, dispuesta por el juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Rossi, en contra de lo que consideró el Servicio Penitenciario.
Sebastián Wagner, el hombre sobre el cual por estas horas pesa un pedido de captura nacional e internacional ante la sospecha de que es el responsable de la desaparición de la estudiante uruguayense Micaela García, cumplió 30 años el 18 de febrero. Es hijo de una mujer llamada Gabriela Wagner y se desconoce quién es su padre. Tiene un hermano gemelo llamado Maximiliano, a quien acusó en 2013 de una violación de la cual estaba imputado y zafó así de otra condena por delitos contra la integridad sexual.
Wagner, cuyo rostro aparece por estas horas en todos los medios del país, ya había sido noticia nacional entonces, a raíz de esa estrategia judicial, por la cual se adjudicó el mote de “el gemelo violador”.
“Sorpresa y desconcierto en Entre Ríos: lo acusan de violar por tercera vez y dice que fue su hermano gemelo”, publicó en agosto de ese año el diario Clarín al reflejar la situación, a la que calificó como “de thriller hollywoodense”.
En 2013, Wagner tenía 26 años y estaba preso. Había sido condenado en 2012 por dos violaciones que cometió en Concepción del Uruguay. Una tuvo lugar en julio de 2010 y la otra en noviembre de ese año. En ambos casos las víctimas fueron chicas estudiantes. En la investigación fue reconocido por las víctimas y por algunos testigos. También lo implicaron diversos peritajes.
Una de las víctimas era una chica de Rosario del Tala a quien Wagner atacó el 7 de julio de 2010 cuando ella caminaba desde la terminal de ómnibus a la pensión de estudiantes en la que vivía. Su nombre es Nadia Mori y habló en las últimas horas con Radio Gualeguay. Contó que reconoció espantada a su agresor al ver su foto en las redes sociales y dijo que no sabía que se encontraba en libertad.
“Yo salía de rendir en la Facultad de Ciencia y Tecnología, a eso de las tres de la tarde. Wagner cruzó detrás de mí y me sorprendió, pero no pensé que me estaba siguiendo. Se metió a mi casa, me golpeó mucho, me arrancó parte del cabello y se fue. Salí desnuda a la calle y entré al negocio de al lado, donde me auxiliaron los vecinos”, recordó a siete años de aquel horror. Nadia pudo de algún modo superar aquel ataque, se recibió y hoy trabaja, pero las noticias del caso de Micaela la tienen “muy angustiada”. Asegura que Wagner es “una persona enferma” que ataca chicas “al voleo”.
Cuatro meses después de violar a Nadia Mori, Wagner trabajaba en un frigorífico de pollos y se conducía en un Fiat Spazio, color azul. El 17 de noviembre abordó a otra estudiante de 22 años, la obligó a subir al auto y la llevó hasta el parque de Concepción del Uruguay, donde la violó mientras la amenazaba con un cuchillo.
Con la defensa oficial de la abogada Alejandrina Herrero, Wagner logró acordar un juicio abreviado con el fiscal Diego Young y fue condenado a nueve años de prisión efectiva. Cuando ya hacía casi dos años que estaba alojado en la Granja Penal N° 9 El Potrero, en 2014 surgió una nueva denuncia por un ataque sexual ocurrido antes que los dos anteriores, el 11 de mayo de 2010, también en Concepción del Uruguay. En este tercer caso, comprometían a Wagner los resultados de un examen de ADN y también testigos que lo reconocieron.
Luego del análisis de las pruebas, el tribunal conformado por Rubén Chaia, Fabián López Moras y Alberto Seró se disponía a imponer una nueva condena al acusado, cuando la defensa sorprendió con una estrategia que dejaba sin efecto elementos tan contundentes como un ADN y testigos: Wagner dijo que al ataque lo había perpetrado Maximiliano, su hermano gemelo, con quien no sólo comparte aspecto físico, sino también identidad genética.
Todas las pruebas resultaron inservibles y, según reflejó Clarín, el juicio quedó en stand by. El medio capitalino consultó por entonces a una bióloga de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que explicó que, en un embarazo de gemelos, “al producirse la primera división del óvulo, las dos células que surgen dan origen a dos individuos distintos, pero con la misma información genética”. Cecilia Alonso indicó que algunos estudios indicaban que modificaciones posteriores en las células podían alterar la expresión de la secuencia de ADN en gemelos, pero calificó de “muy específicos” los test para determinar alguna diferencia.
Nunca se supo cuál de los dos hermanos había cometido el tercer ataque y Sebastián Wagner fue absuelto por el beneficio de la duda. “Pedimos la absolución porque no había ningún elemento de prueba, no estaba lo mínimo para poder imputar. Tenemos la grave sospecha que fue él, pero adujo que había sido su hermano gemelo. Pedimos nuevos análisis y salieron igual, con exactamente el mismo ADN”, justificó por entonces el fiscal Young consultado por el canal C5N.
“Mandamos consultas a laboratorios de distintas partes del mundo y todos nos dijeron que era imposible hallar diferencias. Sólo un laboratorio de Alemania nos contestó que en el desarrollo de la vida podían surgir diferencias en el ADN, pero un análisis sin garantía de éxito costaba unos 130 mil euros”, explicó el funcionario judicial, quien consideró que la suma, equivalente a poco más de dos millones de pesos de entonces, “para la provincia se hacía prácticamente imposible de afrontar”.
“Ante esta situación, pedimos la absolución, también teniendo en cuenta que habían pasado algunos años del hecho y porque la víctima no quiso someterse a nuevos análisis”, señaló Young, al tiempo que reconoció que, aunque uno de los dos hermanos seguro era culpable, “el caso quedó impune”.
En función de su buena conducta en el penal de Gualeguay, y al haber cumplido los dos tercios de su condena, Sebastián Wagner pidió que se le concediera otro beneficio: la libertad condicional. Aunque desde el Servicio Penitenciario se desaconsejó la medida, sí la autorizó el juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Alfredo Rossi. Esa decisión fue la que puso a Wagner nuevamente en la calle el 5 de julio de 2016 para su condena que tenía fecha de agotamiento el 16 de julio de 2018.
Fuente: DIARIO ARGENTINO