Para la justicia el fiscal Nelson Mastorchio ha logrado demostrar las maniobras abusivas del empresario identificado como Néstor Martín Aguilar (48).
Lo llamativo fue la sentencia del juez Carlos Picco que condenó a dos años de prisión en suspenso al encargado de la avícola “Qué Rico SA” por someter a trabajo tipo esclavo a tres menores de edad entre febrero y junio del año pasado.
Para el magistrado este empresario empleó a los tres menores y “con el correr del tiempo les otorgó tareas no acordes a su edad y además fueron sometidos a situaciones de esclavitud, graves peligros y enfermedades, a trabajo forzado que incluían, extensión horaria en condiciones de trabajo no adecuadas y con vestimenta no acorde a las tareas que les fueron asignadas, poniendo bajo estas circunstancias en peligro el desarrollo físico, mental y moral de los mencionados niños. Todo ello en clara violación a la leyes que rigen la materia números 26.847 y la 26.390”, según los argumentos de la sentencia.
Como si esto no bastara para una condena ejemplar el veredicto estableció que Aguilar se aprovechó no sólo económicamente; sino también de la vulnerabilidad de las víctimas. Los niños sufrieron abusos sexuales obligados por el empleador obligados por la amenaza de perder el trabajo.
Los empleados trabajaban más de las ocho horas sin cobrar el tiempo que se desempeñaban extras obligadamente y al momento de percibir el pago tenían que complacer los deseos sexuales del encargado.
Una vez más la justicia pergaminense deja en descubierto su fragilidad a la hora de dictar sentencia dejando a los más vulnerables con justicia «en suspenso».