23 noviembre, 2024

Carta de una jubilada de Conesa a Mauricio Macri : «hago magia para subsistir»

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Everilda Enrico, de 81 años, escribió de puño y letra una carta dirigida al presidente Macri. 

En una “Carta abierta el señor presidente de la República” enviada a LA OPINION, la jubilada Everilda Enrico le reclama al mandatario mejores condiciones para la clase pasiva. “Está en sus manos”, le recuerda.


Al señor presidente de la República: Soy una ciudadana argentina, igual que usted. Tengo 81 años, que son muchos más que los que cuenta usted. Al igual que todos los que percibimos un haber mínimo, sin reparación histórica y si los remedios al 100% -crónicos- hago “magia” para subsistir lo más dignamente posible, dentro de la vergonzosa suma que manejamos.

Cuando el médico nos aconseja consumir más frutas, verduras y lácteos, es prácticamente imposible. ¿Tiene una idea, seños presidente, lo que cuesta ese “mayor” consumo? Eso torne difícil mantener buena salud y ni hablar si debemos realizarnos un estudio por alguna dolencia; se trata de esperar cuatro, cinco o hasta seis meses. Esa es la causa por la que, a menudo, mueren ancianos esperando su turno. Y el médico nos receta comer más carnes y pescados, es porque no tiene en cuenta el costo de esos productos. Créame que a los 80, 85 ó 90 años nos toca remar arduamente, después de haber brindado 70 años de esfuerzos y sacrificios a nuestra Patria y al prójimo.

Por fortuna tengo una vivienda, precaria pero mía. ¿Y los que no la tienen, cómo viven?

Yo sé, señor presidente que sobre sus hombros pesan muchas responsabilidades y que tiene muchos problemas por resolver, por eso me permito darle un sano consejo: ¡no se jubile nunca ingeniero Macri!, porque allí va a conocer una página del libro que usted nunca leyó y que se lo voy a abreviar en estas líneas. Allí va a sentir en carne propia lo que sentimos nosotros cuando nos enteramos que hay “jubiladitos” que perciben más de 300 mil pesos de haberes, lo que de por sí es aberrante e inmoral. Ante esto ¿cómo se hace para tener un poquito de esperanza para comenzar cada día? No se jubila señor presidente, porque allí va a comprobar que lo que sumamos de haberes mínimo en un año, cualquier diputado o funcionario, lo gasta en una cena. Igual que nosotros, si se jubila, se va a sentir pisoteado y escarnecido por esas injusticias que duelen tanto. Por esto nos preguntamos, dentro de nuestra ignorancia: cuando se autoaumentan los sueldos los diputados, senadores y demás funcionarios ¿lo hacen teniendo en cuenta el mismo porcentaje que los jubilados? Y nos seguimos preguntando ¿nunca se le ocurrió, señor presidente,  fijarles a esos señores un tope, por ejemplo de 200 mil pesos (lo que es una exorbitancia) y con ese recorte solucionar algo de déficit fiscal? Sería más equitativo, porque hasta ahora siempre nos toca a los jubilados poner el hombro al país. Está en sus manos señor presidente, y las preguntas siguen: ¿no ha pensado en reducir sequito y gastos en los viajes que se realizan? Porque esa es otra anemia de erario público ¿no le parece?

Cuando sea un jubilado y espere horas en alguna oficina o repartición pública, podrá ver una o dos personas que trabajan y cinco o seis que intercambian “sociales” o comentarios deportivos. En sus manos está depurarlo, señor Macri. También podrá ver que cuando pedimos un pesito más de aumento, Pami y Anses nos ofrecen turismo y computadoras, y los ancianos como yo sabemos lo prohibitivo que es Internet y el gasto paralelo que demanda un viaje.

Y le repito por décima vez: ¡no se jubile nunca señor presidente!, porque a nuestra edad ¿qué expectativa de vida nos quedan? Pocas o ninguna.

Está en sus manos volver a darnos los remedios al 100 %, pero en forma ordenada y controlada, para que sea efectivo y equitativo.

Está en sus manos encender una llamita de esperanza en nuestras almas. ¡Hágalo, señor presidente!

A todo el país y el mundo nos dolió el destino incierto de los 44 tripulantes del submarino, pero ¿no hay cierta similitud con la dificultosa existencia de dos o tres millones de jubilados, con mínimo haber? ¿No será esta una forma de genocidio pasivo que nadie ve? En sus manos está corregirlo.

Qué Dios lo ilumine, señor presidente y pueda, en 2018, demostrarnos a todos que esa es su meta para con su pueblo. Así lo espero, porque mientras hay vida, hay esperanza. Dios lo guarde, señor presidente.

Fuente:La opinion

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