«Misión cumplida». El 1 de mayo de 2003, George W. Bush se dirigió al mundo en la cubierta del portaviones nuclear Abraham Lincoln bajo una pancarta con esa leyenda. Estados Unidos acababa de invadir Irak y la dictadura de Sadam Husein se habían colapsado. La guerra había terminado. Siria o Irán eran los posibles siguientes objetivos de EEUU para rehacer Oriente Medio.
Hoy Donald Trump ha resucitado la expresión. Esta vez en Twitter. «Un ataque perfectamente ejecutado. Gracias a Francia y al Reino Unido por su visión y el poder de sus excelentes Fuerzas Armadas. «¡Misión cumplida!», ha colgado en esa red social el presidente de EEUU después del ataque aéreo de esta madrugada contra Siria, en el que, según el teniente general Kenneth McKenzie, del Estado Mayor de EEUU, ha golpeado «el corazón» del programa de producción, almacenaje, y despliegue de las armas químicas de ese país. Un programa de armamento químico que, asegura EEUU, «tardará años en recuperarse». Claro que el secretario de Defensa, James Mattis, ha declarado, respecto a si el Gobierno sirio volverá a usar armas químicas, que «nunca nada es seguro en este tipo de asuntos», lo que resta credibilidad a todas las afirmaciones previas.
Porque, al contrario que la guerra de Irak, el de anoche fue un ataque muy limitado. Cuando Bush se paseó bajo la pancarta de ‘Misión Cumplida’ nadie pensaba que 15 años después iba a seguir habiendo tropas de combate estadounidenses en Irak, y que la guerra en ese país se habría extendido a Siria, hasta el punto de provocar este nuevo bombardeo. El ataque de esta madrugada, sin embargo, parece que no va a tener consecuencias a largo plazo.
Trump había anunciado un bombardeo sin una fecha final, pero al final la acción militar duró una hora. Y no va a cambiar la dinámica de la guerra siria. EEUU, Francia, y Reino Unido se han limitado a atacar los sistemas de armas químicas sirias. Pero el régimen de Bashar Asad se ha impuesto a sus rivales gracias a bombardeos masivos con armas convencionales, y al uso de soldados y contratistas rusos, iraníes y afganos, y de milicianos iraquíes. Ninguna de esas fuerzas ha sido afectada por el ataque. Es más, según Francia, el Gobierno ruso fue alertado con antelación de la ofensiva aérea para evitar bajas entre los soldados y contratistas de ese país. Tampoco está claro que las reservas de cloro del Gobierno sirio – que son el arma química que más emplea en el conflicto – se hayan sido mermadas de forma significativa.
En relación a Moscú, McKenzie ha afirmado que no hay constancia de que la defensa rusa actuara, aunque ha añadido que la actividad de los trolls rusos en internet ha experimentado «un incremento del 2.000%» en las últimas horas.
En Washington, la percepción es que este bombardeo ha sido solo una versión expandida del que EEUU llevó a cabo hace un año y una semana contra una base aérea siria precisamente por el uso de armas químicas. Desde entonces, Damasco no ha hecho más que anotarse victorias.
La reacción internacional ha sido previsible. La OTAN ha apoyado el bombardeo, China lo ha criticado, y Rusia e Irán han condenado la acción contra su aliado. El Consejo de Seguridad de la ONU, que se ha reunido 3 veces en la última semana para estudiar la situación en Siria pero no ha podido llegar a ninguna conclusión por la amenaza de veto de Rusia, está reunido.
En EEUU, los líderes republicanos han apoyado la acción. En cambio, la actitud demócrata ha sido más variada. El presidente de ese partido en el Senado, Chuck Schumer la ha defendido, pero con matices. La jefa demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi , ha declarado que «una noche de bombardeos no es una alternativa a una estrategia». Precisamente, hace dos semanas, Trump había dicho que quería que los 2.000 soldados que EEUU tiene en Siria regresaran a su país, lo que, según el ex candidato republicano a la Presidencia, John McCain, podría haber dado incentivos a Asad para llevar el ataque con armas químicas a las afueras de Damasco que ha desencadenado este bombardeo. Para la ‘derecha alternativa’ de EEUU que apoya a Donald Trump, el bombardeo ha sido una «traición» del presidente.
EEUU empleó misiles crucero Tomahawk y bombarderos estratégicos de la Guerra Fría B-1, que había sido fabricados durante la presidencia de Ronald Reagan para entrar en la Unión Soviética y lanzar bombas atómicas. Gran Bretaña y Francia también emplearon misiles crucero. Las fuerzas británicas usaron también cazabombarderos Tornado, también de los ochenta, y las francesas Rafale, la alternativa gala al Eurofighter que tienen otros países europeos, entre ellos España. Todos ellos han sido empleados para llevar ataques que EEUU ha definido como «precisos, contundentes y efectivos» y ha asegurado que «envían un mensaje claro y preciso al régimen sirio para detener el uso de armas químicas». Trump ha aprovechado para usar el ataque para defender el enorme gasto en defensa que ha logrado que el Congreso apruebe en los últimos dos años. «Nuestras grandes fuerzas armadas serán pronto, tras la inversión aprobada de miles de millones de dólares, las mejores que nuestro país ha tenido nunca. ¡Nunca habrá nada ni nadie que se les acerque!», ha afirmado en Twitter.
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