La causa concreta de esta patología aún es desconocida. Se cree que la fibromialgia se desarrolla como resultado de una sensibilización extrema del sistema nervioso o por origen genético, que surge tras un trauma físico o emocional, por modificaciones en las áreas cerebrales responsables del dolor o una infección.
Las personas que padecen esta enfermedad sufren un dolor crónico y fatiga, así como trastornos de sueño, rigidez matutina y estado de ánimo cambiante. El dolor crónico lo desarrollan en puntos de sensibilidad a lo largo de todo el cuerpo, como cuello, hombros, espalda o extremidades.
Convivir con esta enfermedad es muy complicado, no solo por sus síntomas sino por la sensación de incomprensión que siente el paciente por parte del entorno. Se trata de una enfermedad que no posee una cura concreta, aunque algunos de sus síntomas o efectos secundarios pueden ser tratados para disminuir su impacto y lograr una mejor calidad de vida.
Consejos para convivir con la fibromialgia
– Aceptar la enfermedad: Es una de las partes más complicadas, pero cuanto antes se complete ese proceso el paciente podrá vivir con mayor tranquilidad. Esto implicará asumir el dolor, que puede mitigarse, pero que siempre estará presente.
– Poder transmitir lo que siente: Es necesario que el paciente pueda transmitir a sus seres queridos lo que le pasa. Que lo acompañen al médico puede ser de gran ayuda, no solo para que otra persona pueda escuchar las instrucciones sino porque cuanto más sepa el entorno de la enfermedad, más comprenderán y ayudarán.
– Estar atento a los cambios de ánimo: La fibromialgia afecta al estado de ánimo. Es frecuente que haya cambios de comportamiento, reacciones desmesuradas, mal humor, pesimismo, apatía. El paciente debe hacer un trabajo de auto conocimiento, ya que cuanto más consciente sea de cómo se siente y de la responsabilidad que tiene de su ánimo, más sencillo le será controlarlo.
– Conocer el cuerpo: Saber interpretar las señales del cuerpo es fundamental para poder convivir mejor con la enfermedad.
– Realizar ejercicio: Se recomienda hacer actividad física, al menos de forma moderada. Esto ayudará a los músculos y articulaciones a estar más fuertes y poder soportar las molestias.
– Cuidarse: Tener fibromialgia no es excusa para hacer lo que parezca conveniente y lastimarse. Cuanto más ayudemos al cuerpo a vivir con salud, mejor.
– Encontrarse con otros: Acudir a asociaciones o grupos, puede ser un buen espacio para compartir lo que ocurre, buscar consuelo, dar apoyo a otras personas y así, tejer una red de comprensión y ayuda mutua.
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