Tras asesinar a su mujer, el hombre se quitó la vida. En 2005 ya la había atacado pero lo absolvieron por ser considerado «inimputable».
Un hombre mató a su esposa de varios disparos y luego se suicidó, tras una discusión que presenció la hija de ambos, en el domicilio que compartían en un barrio del noroeste de la ciudad de Córdoba.
De acuerdo a lo informado por los investigadores del caso, el femicidio ocurrió en el barrio La France pasada las 21 del domingo cuando Alberto Bolomo, de 50 años, discutió con su esposa, Patricia Gómez, de 53, en presencia de su hija, de 19 años.
A pesar de la intervención de la joven intentando detener el conflicto, Bolomo disparó varias veces contra su esposa con una pistola Bersa calibre 22, y le provocó la muerte en el domicilio ubicado en la calle Juan de Rivadeneyra 3231.
Posteriormente el sujeto, con la misma arma, se disparó en la cabeza y, a pesar de haber sido trasladado y asistido por facultativos del Hospital de Urgencias, falleció alrededor de las 3 de la madrugada.
Según lo publicado hoy por el diario La Voz del Interior un vecino relató que tras el hecho, la mujer salió a la calle para solicitar ayuda.
Los mismos testigos aseguraron que eran frecuentes las situaciones de violencia de género en la pareja ahora fallecida, y que años atrás Bolomo había prendido fuego la casa.
La hija de ambos, de 19 años, estaba en su pieza, escuchó una discusión e intentó intervenir, pero su padre la separó y luego ultimó a su mamá de varios disparos en el patio de la casa.
«La chica salió a la calle pidiendo ayuda«, dijo un vecino en declaraciones radiales. El hombre también relató que, años atrás, ya se habían registrado otros hechos de violencia de género..
En tanto, según la policía cordobesa, en noviembre de 2005, Bolomo había baleado en el estómago a su mujer y se encerró en la propiedad, tras la llegada de las autoridades. Después de provocar un incendio, en ese entonces el hombre se entregó a la policía y quedó detenido.
De acuerdo al diario La Voz, el atacante fue imputado por los delitos de lesiones leves calificadas agravadas, amenazas calificadas reiteradas y tenencia ilegal de arma de uso civil, pero tras un peritaje psicológico, el entonces fiscal Juan Manuel Ugarte pidió que el hombre sea considerado inimputable.