Una madre primeriza narró en primera persona la atención recibida y el trato que le proporcionaron en el nosocomio público. “¿Qué pretendo contando lo que me pasó? Que no le pasé a nadie más, que se traté mejor a los pacientes y a las futuras mamás”, argumentó.
Karen, de 19 años y Adriel, de 26, fueron padres hace menos de un mes. Como primerizos, las sensaciones fueron diversas y variadas. Pero la felicidad por la llegada de la primera hija, se fue eclipsando con el dificultoso proceso que atravesaron en el Hospital Interzonal General de Agudos “San José” de Pergamino.
Para la mamá particularmente fue una experiencia muy dolorosa y amarga, que inclusive no quiere repetir, al menos en el nosocomio público local y cuestionó la atención recibida y el trato que le dieron.
Ella misma quiso contar la historia. “El 28 de enero, a las 19:00 hs., hicimos una consulta a un obstetra particular porque las últimas veces que había realizado los controles en el Hospital y la salita nos habían quedado dudas. En esa consulta, lleve mis análisis y el control me dio presión alta y además tenía hinchazón en las manos y pies. El médico me dijo que tenía pre eclampsia y me sugirió hacerme cesárea al día siguiente para no correr riesgos y que no sufriera ni yo ni el bebé”, describió a PRIMERA PLANA.
“Como no tenemos obra social, -continuó- le dijimos al doctor que lo íbamos a resolver entre nosotros. Entonces me aconsejó que de ahí me fuera directo al Hospital por la presión alta y que me dieran una solución urgente, que me bajaran la presión y porque además ya debía estar medicada. Eso hicimos sin dudar. Llegamos a las 20:30 hs. al Hospital, me tomaron la presión, revisaron los estudios y me dijeron que estaba todo bien y que no tenía nada, que el obstetra que me había examinado sólo pretendía hacerme una cesárea para cobrarnos”, reveló Karen.
“Al ratito una doctora o practicante, me hizo ‘la maniobra de Hamilton’ para despegar del útero el polo inferior de la bolsa amniótica. Y cuando terminó, me dijo que me vaya tranquila a mí casa”.
La mamá explicó que “con el consejo del médico obstetra y el estado en que me encontraba, mi marido y familiares le pidieron a quienes estaban en la Guardia que por favor reconsiderarán la decisión de mandarme a mi casa y la misma persona que me hizo la maniobra dijo que me dejaban en observación solo porque ‘mi familia era insistente’. Me dejaron en una camilla de la Guardia, como a las 22:00 hs. y a las 2:00 hs. entró esa misma médica y me rompió bolsa; me dijo que con eso iba a dilatar y a primera hora de la mañana iba a nacer. Cada dos horas iban a revisarme y nunca dilaté nada”, aseveró a PRIMERA PLANA.
Con el cambio de personal del nosocomio, “me pusieron el goteo y esperaron a que dilatara; eso fue alrededor de las 6:00 hs. Recién ahí, de a poco, empecé a tener contracciones fuertes, pero dilataba muy poco. Tuve vómitos, me descompuse, me ponían oxígeno y algo más para el dolor. Me dormía y me hacían levantar para bañarme, pero ya no podía hacerlo”, indicó.
Además agregó que “mi marido aviso varias veces que yo estaba en muy mal estado, que me veía cada vez peor, pero le decían que ‘no pasaba nada’. Así llegue hasta la tarde, pasando momentos muy feos y con mucho sufrimiento. Me llevaron finalmente a la Sala de Parto, cuando ya no podía más. No alcanzaba con mis fuerzas y dos enfermeros o no sé quiénes, uno de cada pierna, me las levantaron y una mujer se me subió a la panza. Entre cinco personas hicieron que mi beba naciera y antes que yo pueda verla, en el mismo momento del nacimiento, me avisaron que le habían fracturado la clavícula. Por eso le iban a hacer una placa radiográfica”, relató la mamá de la beba que nació con un peso de 3,600 kilogramos.
“Eso no fue todo”, dijo Karen. “Me anestesiaron y me dieron puntos de sutura, pero en un momento vino alguien para ver cómo me estaban dando los puntos y le dijo a quién lo hacía que estaba haciendo mal el trabajo. Entonces, ahí mismo me sacaron los puntos y me volvió a dar los puntos de sutura”, añadió. “Mi beba nació a las 18:30 del 29 de enero, con más de 20 horas de ‘teóricamente’ trabajo de parto».
También denunció que “cuando me devolvieron la carpeta, faltaban varios estudios y a la placa radiográfica de la clavícula de mí bebe no me la dieron nunca”.
En el final de su historia contada a PRIMERA PLANA, la mamá resumió “¿Qué pretendo contando lo que me pasó? Que no le pasé a nadie más, que se traté mejor a los pacientes y a las futuras mamás en el Hospital de Pergamino, que haya un buen trato, acorde a los que vamos con necesidades reales y urgencia. Y también quiero agradecer la ‘insistencia’ de mis familiares para que me dejen internada y estar más segura que en mi casa, con el cuadro que presentaba”.
Fuente: Primera Plana