Con el paso del tiempo nuestra piel y sistema muscular van cambiando. A veces nos damos cuenta a tiempo pero, normalmente junto con el nido vacío también llega la nueva imagen de nuestro cuerpo: aquella que dejamos de lado por situaciones laborales, por los hijos, la familia o quizás por el hecho de pensar que aún no es tiempo de cuidarnos, que nos falta para la llegada de aquellas líneas…
Pasamos por situaciones endocrinológicas, fisiológicas y de stress en nuestras vidas que concluyen con una imagen corporal o facial que nos lleva a revaluar nuestra volumetría, nuestra arquitectura facial. Debemos tener en cuenta que el único índice de distancia que no se modifica durante nuestra vida es la distancia entre los ojos.
Por lo tanto nos encontramos con una paciente que ingresa a nuestro consultorio porque siente que su rostro se le «cae». Pero, ¿realmente se le está cayendo? Si es así, ¿cuál es el límite? ¿Hasta dónde llegará aquella caída?, y, sobre todo, ¿qué es lo que se cae? ¿Se puede hacer algo para revertir la situación o para prevenirla?
Las deficiencias nutricionales son frecuentemente relacionadas a trastornos de la piel; lo mismo ocurre con el exceso, que afecta a nivel de su estructura así como también a su funcionalidad. Al tratarse de un órgano con alto poder de regeneración, la dependencia con respecto a una correcta nutrición es estrecha y se ha comprobado que la dieta puede influir positiva o negativamente en condición de la piel.
La piel tiene la capacidad de utilizar ingredientes alimentarios para fabricar hormonas y pro hormonas.
Purba, en el 2001, describió que las arrugas de la piel están relacionadas con la alimentación. El alto consumo de vegetales, legumbres y aceite de oliva pareció proteger contra los daños en la piel.
Cosgrove, en 2007, asoció la mayor ingesta de vitamina C y ácido linoleico, con menos ingesta de ácidos grasos y carbohidratos, al mejor aspecto de la piel.
Hay dos tipos básicos de arrugas: dinámicas y estáticas. Pueden ocurrir por separado o en combinación. Las arrugas dinámicas aparecen dentro de la piel debido a la contractura repetida por los músculos subyacentes de la expresión facial. Las arrugas estáticas aparecen, independientemente de la dinámica facial, y se deben a los cambios, tanto intrínsecos en los componentes de la sustancia dérmica fundamental como a cambios exógenos, causados por factores tales como el tabaquismo, la gravedad y la exposición al sol. La formación de arrugas dinámicas y estáticas está influenciada por la calidad de la capa de soporte de colágeno natural dentro de las capas dérmicas de la piel. Nuestra cara y cuello están envueltos por una capa fibromuscular; dicha capa está constituida por una fascia que conecta y distribuye la acción de la musculatura mímica facial.
¿Cómo podemos trabajarlo?
Hay muchos tratamientos para encarar este proceso, que de todas maneras es individual, y la diversidad en ellos es lo que va a lograr un mejor resultado. Podemos citar Botox, rellenos con ácido hialurónico, colágeno, placenta, mesoterapias, radiofrecuencia, sueros endovenosos, Medicina Ortomolecular, seguimiento nutricional… Hay múltiples caminos para lograr mejoras estéticas que redundarán en una mejor relación con nuestra imagen y con cómo nos sentimos con respecto a ella. Lo importante es destinar tiempo para vernos y sentirnos mejor.
Dra. Mariana Elizabeth Saez
Matrícula 64460
Medicina Estética Integral
Medicina Ortomolecular
Implante Capilar
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