María Belén Basílico estaba a un paso de terminar la carrera en la Facultad de Ingeniería de la UNLP cuando un linfoma en el mediastino alteró sus planes y su vida. A pesar de lo duro de la enfermedad no bajó los brazos, se curó y contó su experiencia durante la primera entrega de diplomas del año. “Saber apreciar la chance de acceder a una educación universitaria es asumir nuestro compromiso social para con todos aquellos que no tuvieron nuestra misma suerte”, afirmó la joven profesional.
En el año 2017, María Belén Basílico (25 años) llevaba una vida normal como muchos otros estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Había terminado de cursar y estaba preparando su último trabajo y examen final de la carrera Ingeniería Industrial. Realizaba actividad física y compartía su tiempo libre con familiares y amigos, hasta que la confirmación de que tenía cáncer alteró sus planes y su vida. A pesar de lo duro de la enfermedad no bajó los brazos, logró graduarse en 2018 y ahora recibió, con una sonrisa radiante y orgullosa de sus rulos, el título profesional durante la primera entrega de diplomas del año que se realizó en la Facultad de Ingeniería.
El testimonio de María Belén, frente al estrado, conmovió a los presentes. Estaban en la ceremonia el decano de Ingeniería, Horacio Frene y el vicedecano Agustín Roncagliolo, personal docente y no docente, alumnos, graduados, familiares y amigos de los flamantes egresados.
“Estoy acá y he tenido éxito porque, momentos que he pasado en mis 25 años, me han enseñado a ser positiva, fuerte y perseverante. Me han enseñado el valor de la vida”, expresó la joven y comenzó el relato de los nueves meses más duros que le tocó vivir. “Volví a nacer”, aseguró.
Todo comenzó la mañana del 19 de agosto de 2017 cuando María Belén se despertó con la cabeza y el cuello hinchados. Fue a la guardia pensando que era una alergia y terminó internada. A los pocos días, mientras esperaba el resultado de unos estudios en su casa, una trombosis en uno de sus brazos la alertó de que algo no andaba bien. El diagnóstico fue el menos esperado por la estudiante. “Tenía cáncer, un linfoma en el mediastino”, contó con un nudo en la garganta, pero eso no le impidió continuar con su mensaje de esperanza, cuando ya la emoción embargó a todos los presentes.
El tumor se había formado en poco más de dos meses y creció tan rápido que María Belén necesitó tratamiento de manera urgente. “Fue duro, no solamente por lo físico – se me cayó el pelo (uno de mis momentos más difíciles), tuve todo tipo de dolores y cicatrices”, afirmó.
Pero lo más difícil para la estudiante fue no poder recibirse de ingeniera, ni arrancar a trabajar en la empresa que la había contratado. Tampoco pudo despedirse de su “nonno”, como expresó con dulzura y tristeza.
“Una doctora me dijo ‘lo agarramos a tiempo, podrías haber muerto’. Creo que ese momento fue el que me hizo caer en lo que estaba viviendo”, confesó.
María Belén realizó tratamiento de quimioterapia y radioterapia. Nada fue fácil, pero con una gran fortaleza interior, el acompañamiento de sus seres queridos y el trabajo profesional de los médicos, pudo recuperarse. Se recibió en julio de 2018. “Estoy acá, feliz y con rulos, recibiendo el título de ingeniera industrial”, expresó con gran alegría.
La flamante profesional destacó que los títulos que se reciben en Ingeniería no son solo de los egresados. “Llevan cada uno de nuestros nombres por todo nuestro esfuerzo y perseverancia, pero también pertenecen a todas las personas que directa e indirectamente permitieron y nos ayudaron a que podamos graduarnos en una universidad pública y gratuita. Saber apreciar la chance de acceder a una educación universitaria es asumir nuestro compromiso social para con todos aquellos que no tuvieron nuestra misma suerte”, reflexionó.
Y concluyó que “tenemos la misión de ser líderes transformadores de nuestra sociedad, construyendo desde nuestro saber, nuestra profesión y nuestros valores una Argentina más justa, respetuosa y que incluya a todas las personas que actualmente se encuentran excluidas”.
El decano Horacio Frene también expresó unas palabras en el acto, donde recibieron sus diplomas los egresados de las distintas carreras que se dictan en Ingeniería y profesores ordinarios designados por concurso. “El ingeniero es una manera de ser y de pensar. El esfuerzo, la dedicación, el compromiso y la responsabilidad social son valores que siempre deben estar presentes en el ejercicio de nuestra querida profesión”, sostuvo.
Y añadió que “la formación que les hemos dado es de excelencia, la cual les va a permitir desempeñarse en cualquier parte del mundo. Tengan confianza en los conocimientos que tienen”.
Los graduados que obtuvieron el título en este acto fueron: Basílico, María Belén; Talpone Giorgi, Jeremías; Bruno, María Virginia; Ruiz, Victoria; Savietto, Gerónimo Gabriel; Sanacore, Camila; Pettigrossi, Julieta Agustina; Vargas, Luis Iñaki; Venturino, Martín Marcelo; Pastore, Francisco; Coronel, Thomas; Rodríguez, Federico Ramiro; Becerra Hoyos, Angel Gabriel; Cabello de Alzaga, Macarena; Martínez Binelli, Nicolás; Baamonde, Ayelén; Bucelli, Leonel Marcelo; Vicent, Bernardo y Ponce de León, Santiago Daniel.
María Belén junto a sus padres y el decano de Ingeniería, Horacio Frene