Son fiestas cada vez más convocantes. Un joven de 19 lucha por su vida y ya había habido una chica muerta en 2016.
Un chico de 19 años lucha por su vida luego de tirarse a la pileta y golpear su cabeza contra el fondo durante una «pool party» organizada por un boliche de Villa Carlos Paz, Córdoba. Y no es la primera vez que algo así sucede. En enero de 2016, una joven de 28 años murió ahogada en una pileta durante una fiesta clandestina en Melchor Romero, partido de La Plata.
A pesar de los casos que se repiten en los veranos, las «pool party» son cada vez más convocantes. Alcanza con poner estas dos palabras en las redes -especialmente en Instagram- para encontrar una gran oferta de «eventos privados» en distintos puntos del país.
Las hay de todo tipo: desde las más organizadas -que incluyen cañón de espuma y «we color» (festival de colores)- hasta las más caseras. Se hacen en quintas o en casas particulares. Y, en todos los casos, con altas dosis de alcohol.
Una es la #PPP de Pergamino, que se hizo el 28 de diciembre, con acceso por lista. «Traé tu alcohol y el resto lo ponemos nosotros», decía la invitación. Otra es la Pool Party de San Pedro, que ofrece barra pero también «podés ingresar con tu bebida». Y la VeraFest de Las Talitas, Tucumán, a 300 pesos la entrada con canilla libre de vino hasta las 18 horas.
La falta de controles en este tipo de eventos preocupa a los padres y a la comunidad médica.
Consultada, la doctora Valeria El Haj, directora médica de Ospedyc y especialista en urgencias y emergencias, comenta que el consumo de alcohol entre los adolescentes «suscita gran preocupación social».
«Ciertas características de este periodo evolutivo pueden facilitar el consumo de alcohol. Es una etapa transitoria, que provoca cierto desequilibrio y vulnerabilidad. Al ser influenciados por la presión social, pueden ser fácilmente involucrados en grupos de amigos que ya consumen alcohol», dice la médica.
Respecto a los peligros de consumir alcohol en una pileta, menciona al aumento del riesgo de deshidratación, la disminución de reflejos para nadar o practicar deportes acuáticos, los vómitos y broncosapiración, la confusión, las convulsiones, la respiración lenta e irregular, los latidos cardíacos irregulares, la hipotermia y los desmayos.
Ante un accidente, El Haj explica que lo primero que debemos hacer es pedir ayuda y llamar al servicio de emergencias. Tenemos que prepararnos para proporcionar información al servicio de emergencias sobre la cantidad y tipo de bebida alcohólica ingerida y sobre el mecanismo del accidente.
«No hay que dejar solo al paciente, ya que el posible trauma y el consumo de alcohol afecte el reflejo nauseoso», continúa la especialista. Y agrega que, si el paciente vomita, hay que colocarlo en posición lateral para evitar la broncoaspiración.
Ante un posible paro cardiorrespiratorio hay que iniciar maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP), que es una técnica médica de emergencia en la cual se intenta mejorar la respiración con compresiones torácicas y respiraciones por la boca.
«Éste es un procedimiento extremadamente importante de aprender, ya que aumenta las posibilidades de supervivencia de una persona», dice El Haj. Y agrega: «La RCP también sería necesaria si la persona se golpea la cabeza y queda inconsciente mientras está en el agua».
Matías Pérez Duclos, instructor de Primeros Auxilios de Cruz Roja Argentina, dijo a Clarín que «aunque no existe relación directa entre el consumo de sustancias y los accidentes en una pileta, las probabilidades de que ocurran si se consumen son mayores. Por otra parte, respecto del consumo de alcohol consideramos que lo importante es tomar los recaudos para hacerlo de forma segura».
Y agregó: «Nuestras recomendaciones son: cuando tomes alcohol, tené en cuenta que reduce tu capacidad de responder a estímulos externos. Siempre que tomes alcohol, alternalo con agua. Si vas a tomar alcohol, comé algo antes».
Fuente:Clarin