A 25 años de aquel fatídico 7 de abril de 1995, cuando la ciudad amanecía bajo el agua, muchos recuerdan ese evento que marcaba un antes y un después. La vida de varios pergaminenses cambió para siempre luego de ese día: Abuelos y niños que jamás perdieron el miedo y no podían dormir cada vez que llovía; familias que decidieron vender sus viviendas por temor a volver a padecer algo semejante; pérdidas económicas irreparables en muchos comercios y hogares; y, como si fuera poco, la lamentable muerte del bombero Fernando Esquivel, cuyo heroico nombre da hoy denominación a una calle y a un Jardín de Infantes de la localidad.
El 7 de abril de aquel año se produjo una precipitación de cerca de 300 milímetros en dos horas y la ciudad colapsó: hubo 4 muertos, 3.000 evacuados y más de 4 mil autoevacuados. A los hechos trágicos se sumaba una manifestación que cortó la Ruta 8 para protestar y pedir asistencia. Un enfrentamiento con la Policía que terminó con un herido y dos detenidos completaba la escena. Por un lado, se organizaban colectas, por otro, no faltaba el robo. Sorpresa, impotencia, bronca, angustia, necesidad, oportunismo, ausencias y solidaridad dibujaron este complejo cuadro que permanecerá para siempre grabado en la memoria.
La inundación costó vidas y reveló aristas que nos caracterizan como sociedad y que salen a relucir ante cada nuevo obstáculo. A la fecha se registran en Pergamino bastante más de un centenar de hechos de esta naturaleza. Sobra decir que la solución definitiva al problema continúa siendo una deuda pendiente. Hoy se vive este nuevo aniversario en el marco de una situación de pandemia que también ha de dejar marcas imborrables y que supo poner al descubierto muchas otras falencias de la ciudadanía en lo que a unión, responsabilidad y bien común se refiere. Pero, quizás, en algún momento se haga realidad el mejor de los homenajes: la garantía de que algo así jamás vuelva a ocurrir o, al menos, de que se ha hecho lo humanamente posible y lo políticamente justo para que así sea; tal vez algún día, si no es mucho soñar, se logre, además, el fortalecimiento de la conciencia y de la vida comunitaria que debería quedar como saldo positivo de toda crisis.
Con este video, que se presentaba en 2015, el equipo de Pergamino Verdad recuerda una vez más lo sucedido, porque sabemos que sembrar memoria es cosechar un buen futuro:
Por Diana Santoro
