La genialidad de un apicultor que supo valerse del exquisito paladar de sus ladrones para desarrollar con prosperidad su granja productora de miel.
“Si no puedes con tus enemigos, úneteles”, ese fue el lema que aplicó el apicultor turco Ibrahim Sedef . Cansado de poner trampas, cuencos con frutos y otros alimentos que sirvieran como señuelo para impedir que estos gigantes peludos le robaran su miel, el ingenioso apicultor reconoció que luchar contra estos mamíferos era un desgaste sin sentido.
Así fue como tuvo la ocurrencia de aprovechar las visitas de estos ladrones para sacar provecho de la situación. Y valla sí que lo hizo! Convirtió a los osos hurtadores de miel en expertos degustadores.
¿Cómo hizo este apicultor para aplicar su estrategia maestra?
Para ello, Ibrahim Sedef instaló un complejo sistema de cámaras con visión nocturna que le permitiera identificar cuál de las cuatro muestras de miel que siempre dejaba sobre una mesa elegían los osos.
Una vez que sus cámaras registraron las conductas de los osos, éste apicultor decidió publicar las imágenes y demostrarle a su clientela como estos “expertos en miel” tenían un paladar exquisito para distinguir entre la miel más cara y las demás. Tanto era así que por ejemplo dejaban de lado la miel de cerezo más barata.
¿Cuál fue la opción predilecta de los osos catadores?
La variedad Anzer Bali, una famosa miel de Turquía procedente de la llanura del “Anzer” en la provincia de Rize, fue la predilecta de los peludos visitantes y según la publicidad gastronómica, tenía el derecho de ser vendida por más 275 euros el kilo.
Desde ya que los clientes pagaron con gusto esta variedad de miel. ¿Acaso no es la propia naturaleza la mejor garantía de calidad?
