En tanto, en la jornada de ayer, Leandro «La Hiena» Quiroga, uno de los imputados, pidió perdón a los familiares de las víctimas pero afirmó su inocencia y volvió a culpar de los crímenes a Osvaldo «Karateca» Martínez, el otro acusado.
«Pido perdón por no haber podido hacer nada por salvarlas», expresó Quiroga ayer ante el Tribunal Oral en lo Criminal 3 de La Plata que lo juzga desde mayo último.
«La Hiena» reiteró así nuevamente su versión de haber estado en el lugar de los hechos pero no haber sido quien mató a Susana De Bártole, Bárbara Santos, Marisol Pereyra y la niña Micaela Galle, quienes habrían sido asesinadas, según él, por Martínez.
Quiroga explicó que la noche del 26 de noviembre de 2011, él estaba en el departamento 5 del PH ubicado en las calles 28 entre 41 y 42 de La Plata, donde vivían De Bartole, Santos y su hija Micaela, arreglando los cajones de un mueble cuando sintió un «ay» de dolor de Susana De Bártole.
Según explicó, Martínez comenzó así a matar a las mujeres, en tanto él quedaba «paralizado por el miedo» y escondido detrás de una mesa.
Tras asesinar a las dos mujeres y a la niña, y también a Pereyra cuando ésta llegó al departamento para ver a Santos, el «karateca», según la versión de Quiroga, le hizo un corte en la mano con una cuchilla y «lo obligó a tocar» un palo de amasar y los cuchillos empleados en los crímenes para dejar sus huellas.
«La hiena» aseguró que él creyó que iba a ser asesinado también, pero vio que Martínez se cambiaba el calzado, lo guardaba en una bolsa y se retiraba, haciendo él lo mismo unos 15 minutos después.
El juicio prosigue hoy con la declaración del remisero Tagliaferro, quien afirmó haber visto a Martínez en el PH el día del hecho, cuando él dejó allí a Marisol Pereyra.
El hecho ventilado en el debate fue descubierto el 27 de noviembre de 2011 en el departamento número 5 de la calle 28 número 467, en el barrio platense de La Loma, donde fueron encontradas asesinadas la niña Galle (11), su madre Santos (29), su abuela Susana de Bártole (63) y una amiga de ésta, Marisol Pereyra (35).
Al momento del crimen, Martínez -quien llegó libre al debate- estaba de novio con Santos, y Quiroga había realizado trabajos de albañilería en el departamento.
Durante la investigación, a cargo del fiscal Alvaro Garganta, se halló el ADN de Quiroga en 18 puntos de la escena del crimen y debajo de las uñas de Pereyra y De Bártole