«Mi hijo es una bestia, la droga lo arruinó», le dijo al diario Clarín. Omar maneja un flete y con ese trabajo mantiene a su esposa, Nelly. Fue él quien le prestó a Lucas la casa donde ocurrió todo, para que pueda volver a empezar después de haber cumplido una condena de 10 años.
«Yo soy un simple trabajador que me mato desde siempre, y eso le quise enseñar a mi hijo, pero él es distinto, es una bestia», se lamentó.
«La droga lo arruinó, ya no sé qué más hacer. Es un dolor muy grande el que tengo», cerró el hombre.
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