El irlandés se lesionó al finalizar el primer round.
Redacción: Agustín Lima
El pasado fin de semana se llevó a cabo el tercer episodio entre el irlandés Conor McGregor y el estadounidense Dustin Poirier.
En 2014, McGregor noqueó a Poirier en menos de dos minutos y en enero de este año el estadounidense se tomó la revancha con un nocaut en el segundo asalto.
En la previa de la tercera pelea, The Notorius aseguró que “iba a dejar en camilla a Poirier”. Además, post pesaje, agredió a su rival con una patada.
Ya para el día domingo, McGregor comenzó el combate con algunas patadas sobre su rival. Sin embargo, Poirier logró derribarlo y atacarlo en el piso con golpes y codazos.
En los últimos segundos del primer round, McGregor falló un puñetazo y, al dar un paso atrás, se torció la pierna. Tras caer, Poirier se abalanzó sobre el rival y terminó el asalto.
Con el arribo de los médicos y las repeticiones de la televisión oficial, se vio que McGregor sufrió una lesión en la parte inferior de la tibia y debió retirarse del combate.
”Este tipo estaba diciendo que iba a asesinarme y matarme. Que iba a salir de aquí en un ataúd”, declaró Poirier, quien ganó por nocaut técnico. “No se habla así a la gente. Espero que este tipo llegue a casa a salvo con su hermosa familia”, agregó.
La pelea estelar estaba pautada a cinco asaltos y resolvía el empate entre McGregor, excampeón de dos categorías de la Ultimate Fighting Championship (UFC) y Poirier, actual número 1 del ranking y uno de los mejores en su categoría.