En un grito colectivo pidiendo “basta de violencia machsita”, numerosos pergaminenses, en sintonía con lo sucedido en todos los rincones del país, se movilizaron ayer para, una vez más, presentar una batalla visible a la violencia de género, flagelo que cada año se cobra la vida de decenas de mujeres.

A dos años de la primera movilización multitudinaria que pobló las plazas del país bajo la consigna de “Ni Una Menos”, desde las organizaciones de mujeres, sindicatos, movimientos políticos y espacios de base, con ámbito de acción en Pergamino, numerosas mujeres y algunos hombres marcharon, uniendo sus voces al son de “Vivas nos queremos”; reclamaron “por las mujeres violentadas, por las golpeadas, por las abusadas, por las amenazadas, por las perseguidas, por las que sufren la injusticia y opresión del patriarcado en sus cuerpos trajinados, maltratados, explotados”.

La jornada de protesta pero también de sensibilización comenzó en horas de la mañana con una panfleteada en peatonal San Nicolás. Mientras que la actividad central se desarrolló en horas de la tarde. Alrededor de las 15:00 la Plaza 25 de Mayo fue el punto de congregación de numerosos ciudadanos que media hora más tarde comenzaron a marchar.

Portando banderas y pancartas en las que repudiaban la violencia machista, pergaminenses, en su mayoría mujeres, caminaron hasta la Plaza Merced.

En su camino realizaron dos paradas simbólicas, la primera de ellas en la Comisaría de la Mujer (Pueyrredón y Estrada) y la segunda en el edificio de la Fiscalía (Merced casi Florida). Allí se recordó a las víctimas de femicidio de nuestra ciudad.

Datos estadísticos

Ya en la Plaza Merced, rodeando el mástil, se dio comienzo al acto en el que las referentes que le dieron vida a la marcha leyeron un documento.

Brindando datos precisos y demostrando que la realidad es contundente, las organizadoras de la movilización, un colectivo femenino que está conformado por referentes de distintas organizaciones, sindicatos, movimientos políticos y espacios de base, pusieron de manifiesto que hasta el año pasado se registraba un femicidio cada 30 horas mientras que en lo que va del año 2017 esa cifra se incrementó hasta llegar a una mujer asesinada cada 18 horas en manos de un varón violento. A esto se le suma un promedio de 200 denuncias diarias por violencia de género en la línea telefónica 144. Más de 1500 niñas y niños se quedan sin sus madres y algunos de ellos, están obligados a vivir con el asesino.

“Esta cifra deja bien en claro que el femicidio es un problema de todos y la forma de combatirlo es entre todos. Estas estadísticas dejan bien en claro la ausencia del Estado. Así, mientras atacan nuestros derechos más básicos, se incrementa en forma brutal la violencia machista y el derecho a estar vivas no está garantizado”, expresaron las organizadoras del movimiento.

Violencia extrema

Afirmando que el femicidio “es la forma más extrema de violencia”, las referentes del movimiento en Pergamino agregaron: “Sabemos que a la violencia, las mujeres, la sufrimos todos los días: en nuestros lugares de trabajo, en las calles y hasta en nuestros propios hogares donde el lugar más seguro, se convierte en una amenaza para nuestras vidas”.

Asimismo sostuvieron que la violencia machista es un producto social, cultural, político y económico, que hay “un sistema avala que nuestros cuerpos sean cosificados, y vendidos en el mercado como cualquier otra mercancía”. Arremetieron contra la televisión, “que repite imágenes y palabras que ubican a las mujeres en situaciones de desigualdad, dominación y discriminación. Repite estereotipos” y aseguraron que el tratamiento de las noticias de los casos de niñas y mujeres asesinadas o desaparecidas, contribuye a que el femicidio se naturalice”.

Opresión

En otro pasaje del escrito, las mujeres afirmaron que “cuando una mujer se anima a decir ‘basta’ desafía a toda una estructura machista, con lo cual, se vuelve más vulnerable y es cuando más necesita de las redes de contención sociales y de afecto pero más que nada de la presencia del Estado que le brinde las posibilidades para decir ‘no’, para decir ‘nunca más’ y que esa decisión no le cueste la vida. Los centros de refugio, la asistencia psicológica y legal, el apoyo económico son las cuestiones que el Estado debe garantizar a todas aquellas mujeres que sufren la violencia en sus hogares”.

Sin una ley efectiva

Haciendo referencia a la Ley Nº 26.485 de Protección Integral de las Mujeres, aprobada por el Congreso Nacional en 2009 Ley Nº 26.485, recordaron que todavía está pendiente la reglamentación de algunos artículos, incluido el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. “Sin la reglamentación completa de la Ley, el diseño de políticas integrales y la asignación del presupuesto necesario para su instrumentación, esta herramienta lograda en 2009 resulta insuficiente para revertir el aumento de la violencia. En el país existen líneas telefónicas y oficinas especializadas para orientar y asistir a las víctimas que sufren violencia machista. No alcanzan si no son acompañadas de políticas integrales”, señala el documento.

Ineficacia

Remarcando la “ineficacia del Poder Judicial”, denunciaron que “se tarda en dar respuesta a las víctimas”. Comentaron que en muchas jurisdicciones, las mujeres tienen que denunciar y luego ratificar la denuncia que hicieron en comisarías.  Consideran que “este sistema de doble denuncia está apoyado en la falta de confianza de la Justicia hacia las mujeres y contribuye a la impunidad del agresor. El aporte de pruebas y testigos depende enteramente de las víctimas y, si no lo hacen, las causas quedan paralizadas y luego se archivan. Se trata de un modelo de gestión judicial de la violencia contra las mujeres que suma desprotección y que no garantiza medidas efectivas”.

Complicidad

También definieron el machismo, la homofobia y la xenofobia como “armas que los gobiernos, parlamentos, jueces, fuerzas de seguridad, iglesias, medios de comunicación, ponen al servicio de la clase dominante para explotarnos mejor, enfrentándonos unos con otros. Ese es el pacto invisible entre las instituciones del Estado y los empresarios, para alimentar el lucro capitalista. El Estado no nos protege de la discriminación laboral y social, de las violaciones y femicidios; no garantiza trabajo, vivienda, salud ni educación. Y, además, nos agrede”.

“Juntas somos infinitas”

Por último, las referentes del movimiento “#NiunaMenos” en Pergamino instaron a los presentes a  “pelear por la cárcel efectiva para violadores y femicidas, por justicia por Micaela, por Araceli, por todas. Es preciso declarar ya la Emergencia Nacional con sustancial aumento de presupuesto para combatir la violencia hacia la mujer. Juntas somos infinitas, no estamos solas, estamos organizadas, ni una menos, vivas nos queremos”.

Fuente:La Opinion

Fotos:Clarisa Sosa