Salud- La importancia del estado de felicidad.
La Vida es Bella
La etimología de palabra felicidad proviene del latín, de la palabra felicítas (-ātis), cuyo significado puede traducirse como que da fruto, fecundo, fértil, buena suerte, ventura, prosperidad.
Según la R.A.E, la definición de felicidad es el estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. Satisfacción, gusto, contento. Las felicidades del mundo. Suerte feliz. Viajar con felicidad.
Aristóteles utilizaba el término felicidad para designar el fin (telos) de todas las acciones, convirtiéndose así la felicidad en el bien supremo al que aspira la humanidad. Este sistema filosófico que lo propone como fin se denomina Eudemonismo.
Para Platón lo necesario para ser feliz era tener el equilibrio de los tres tipos de alma: el alma concupiscible, el alma irascible y el alma racional. Para conseguir este equilibrio, según Platón, se requería la armonía y esta a su vez controlada por la razón.
Para Sócrates, la felicidad también era el objetivo y fin de la existencia humana aunque él insistía en que no se podía lograr a cualquier precio. La sabiduría y el conocimiento nos guiarían, desde esta perspectiva, por el camino correcto para alcanzarla.
En el caso de Séneca, para lograr alcanzarla había que evitar todo tipo de pasiones y no envidiar las posesiones de los demás infravalorando las nuestras. Una cita de Séneca en un texto en el que le escribe a Lucilo dice lo siguiente: “Considérate feliz cuando todo nazca para ti de tu interior, cuando al contemplar las cosas que los hombres arrebatan, codician y guardan con ahínco, no encuentres nada que desees conseguir“.
La cultura Oriental basa la búsqueda de la felicidad en el equilibrio. Por esta razón, es un tipo de cultura que no responde a la exaltación del ego ni al consumo de productos para alcanzar la misma (o al menos así era). Así, la cultura oriental entiende que el eje central de la felicidad se halla en el conocimiento y el entendimiento del mundo interior, dejando de lado las apariencias y el ego. Ellos basan esta búsqueda en el autoconocimiento y en la meditación. Toda su cultura se centra en la búsqueda del equilibrio cuerpo, mente y espíritu.
Cuando este conocimiento llega a occidente se enlata y sale al mercado como receta de la felicidad, con plazos para lograrla, lo cual, por cierto, trae más frustración a las personas.
Entonces, ¿cómo ser feliz y no morir en el intento? ¿Cómo hacer para aprender a reflexionar sobre nuestras actitudes? ¿Cómo evitar mirar a los otros y compararnos todo el tiempo? ¿Cómo dejar de confundir felicidad con gratificación inmediata?
Les propongo:
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Aceptarnos tal cual somos, y saber que tenemos capacidad de lograr cualquier objetivo.
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Aceptar al otro, lo cual implica que él o ella tiene un universo de cosas diferentes a mí. Puedo aceptarlo o no, pero no debo marginarlo.
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Entender que la frustración y la adversidad siempre se superan y sirven para aprender.
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El enojo es bueno, nos ayuda a movernos de algunos lugares, pero si es permanente nos consume.
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Todo es perfectible, nada es perfecto. La vida es movimiento permanente.
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No debemos compararnos con otros, en ningún sentido.
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No debemos ser co-dependientes. El otro es el otro. Puede irse, puede pensar distinto, puede incluso no aceptarnos.
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Si la felicidad depende de tener tal o cual cosa, será efímera porque siempre habrá algo más para tener.
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Saber soltar, sin apego, sin ego, sin ira, caminar hacia adelante.
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Entender por sobre todas las cosas que la felicidad es un camino para recorrer, que cada uno decide cómo y cuándo. Que tiene sinsabores. Que requiere recorrerlo con aceptación, con autocompasión, con momentos alegres y de los otros.
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Dra. Patricia Raimundo
MP 62951 MN158734
Especialista en Psiquiatría y Psicología clinica.
Magister en Neuropsicofarmacología.
Médica Legista.