VENEZUELA, ENTRE EL HAMBRE Y LAS MIGAJAS DE RUSIA
La crisis en Venezuela es un tema conocido mundialmente; cada vez son más los venezolanos que emigran de su país buscando oportunidades para sobrevivir y salvar a sus familias.
La culpa parece ser otorgada a las sanciones económicas por parte de Estados Unidos y un complot en su contra, como lo analiza Nicolás Maduro. El actual presidente se aferra al poder, pese a las alarmantes cifras de inflación, desempleo y hambre en sintonía con la incesante violación a los derechos humanos.
Actualmente, la mirada está puesta en la convaleciente situación de la educación que reciben los niños; o al menos para aquellos que aún continúan yendo a la escuela. Según una investigación realizada por periodistas del ‘The New York Times’, los niños se desmayan de hambre en sus colegios; esta escena se ha vuelto normal en los espacios primarios educativos de Venezuela, donde los menores concurren sin haber cenado o desayunado el día anterior.
Una mujer sostiene un billete gigante de 100 bolívares en el que pone «Hambre». (ABC Internacional)
A esto, se le suma la creciente deserción por parte de los maestros, quienes reciben un sueldo insuficiente o prueban suerte en países vecinos para subsistir. El gobierno de Maduro, como lo informó el medio, ha dejado de publicar estadísticas del estado de la educación en Venezuela desde el año 2014 por lo que vuelve más complejo afrontar la problemática.
El líder venezolano se aferra a la ayuda de Rusia y China, como una escapatoria a la delicada crisis que perdura desde hace más de 5 años. El presidente Vladimir Putin se ha convertido en el mayor aliado, a tal punto que Rusia posee libertad para acceder a gran cantidad de combustible venezolano, a pesar del desabastecimiento en el el territorio; instalar presencia militar, para protegerlos de la injerencia americana o cualquier otra; y, como se conoció recientemente, enviar carne de cerdo para las fiestas que alcanzará sólo a algunos ciudadanos.
Un favor personal de Vladimir Putin para el mandatario, pese a la deuda en ascenso de Venezuela; con 13.500 toneladas de cerdo, Maduro busca mejorar su imagen y hacerlo público en los medios.
“Qué triste y doloroso semejantes escenas en las que personas acorraladas por la hambruna son compelidos a darle las gracias a la revolución por un pernil”, así lo manifestó el alcalde de Caracas en exilio desde Madrid.
Venezuela emana crisis, pero solo se televisan los regalos de navidad; mientras que al presidente Nicolás Maduro le roba su atención la figura de Juan Guaidó.