Nacionales – (juicio) El remisero Tagliaferro volvió a acusar al «karateca» Martínez por el cuádruple crimen de La Plata
El testigo reafirmó sus dichos al declarar en el juicio oral por el crimen de tres mujeres y una niña de 11 años cometido en noviembre de 2011 en La Plata, aunque quedó a disposición de la Justicia por contradicciones en su relato.
Por este asesinato, Martínez (30) y Javier «La Hiena» Quiroga (35), cuyo ADN se encontró en la vivienda, están siendo juzgados en el Tribunal Oral en lo Criminal de La Plata, integrado por Ernesto Domenech, Andrés Vitali y Santiago Paolini.
Ambos están imputados de los homicidios de Micaela Galle (11); su madre, Bárbara Santos (29); su abuela, Susana de Bárttole (63); y una amiga de ésta, Marisol Pereyra (35).
La jornada fue tensa en algunos momentos ya que el principal testigo de la causa, el remisero que condujo a Marisol Pereyra a la casa de Santos y Bárttole, incurrió en algunas contradicciones, lo que fue remarcado por la defensa encabezada por Julio Beley.
En el comienzo de su testimonio, Tagliaferro expuso con tono firme la forma que condujo a su clienta, Pereyra, hacia la casa donde terminó asesinada.
El remisero dijo que el 26 de noviembre de 2011, aproximadamente a las 20, tras un llamado a la remisería donde trabaja llevó en su vehículo a Pereyra la casa de su madre, y posteriormente, a las 23, recibió otro llamado de su clienta quien le pidió que la acercara hasta un eatro «para ver a una amiga que actuaba esa noche».
Debido a que llegó al lugar «un poco tarde» porque la obra ya estaba terminando», Marisol decidió llamar a la casa de Bárbara y Susana, aunque destacó que la mujer le dijo que hacia «como dos años» que no las veía, pero que esa noche quería visitarlas.
«Fuimos entonces en dirección al domicilio que ella me indicó, mientras charlábamos en el auto, y cuando pasamos por Tribunales, me comentó que allí había trabajado con Susana, aunque también hablaba mucho de Bárbara», comento Tagliaferro.
Agregó que cuando llegaron a la casa situada en la calle 28 al 400 del barrio de La Loma, aproximadamente a las 0.25, la pasajera le indicó que se detuviera «delante de un auto blanco» estacionado frente al PH donde se produjo el hecho, y «allí descendió para tocar el timbre».
«Salió una persona que la atendió y le dijo que pasara, que Bárbara se estaba bañando, yo me quedé esperando unos minutos; luego bajé, fui hasta la puerta del domicilio, pero como observé varios timbres, volví al auto», rememoró.
«Cuando estaba enviando un mensaje de texto, siento que alguien golpea el techo de mi auto, y observo a un hombre en estado deplorable, que me dice que me vaya», acotó.
«Flaco, flaco, andate, me dijo (Marisol) que luego llama a otro remis», relató el testigo, tras lo cual al ser consultado sobre cómo era ese hombre, enfatizó: «Lo ví por el espejo retrovisor, tenía barba de dos días, muy abandonado, en estado deplorable».
Añadió que luego partió hacia la remisería y reveló que recién se enteró del hecho al día siguiente, tras un viaje que realizó a la localidad bonaerense de Merlo, junto con su hijo, y cuando volvió a su lugar de trabajo un compañero le comentó lo sucedido.
«Inmediatamente me fui al lugar del hecho, me di a conocer como la persona que había llevado a Marisol a esa casa; no entré pero posteriormente hice la declaración ante los investigadores», dijo.
Cuando el abogado Beley le indicó que había incurrido en contradiciones, ya que en su primer testimonio había expresado que a «Karateca» lo había visto «medio de costado» y ahora afirmaba tajantemente que era él, Tagliaferro, respondió: «No tengo ninguna duda de que era él».
También se le remarcó otra contradicción entre su testimonio escrito y el verbal, como por ejemplo cuando dijo en primera instancia que el sospechoso lo tomó desprevenido porque estaba escribiendo un mensaje y no pudo verle bien la cara y ahora ante el juez afirmaba que era Martínez.
«No tuve ninguna duda cuando al dia siguiente abro el diario y veo la foto de él, ahí no tuve dudas», remarcó.
A pedido de la defensa de Martínez, el tribunal le ordenó al remisero que dejara sus teléfonos para ser ubicadio en cualquier momento ante potenciales careos o la ampliación de su testimonial.
El cuadrúple crimen fue cometido en noviembre de 2011, en un PH situado en calle 28 al 400, de La Plata, donde las vícitmas fueron halladas asesinadas a golpes y puñaladas.
Fuente: Telam