Actualidad – Barbijos: entre oportunismo, sobreprecios y proyectos solidarios.
La pandemia trajo consigo el reflote de ciertos problemas sociales: por un lado, el desabastecimiento, muchas veces generado por intereses de manipulación del mercado y de los precios; por otro, el oportunismo, ya que muchas personas, ajenas totalmente al ámbito de la medicina, consiguieron proveerse y comenzaron a difundir sus «ofertas», aprovechándose de la necesidad y del miedo, contribuyendo además a la falta de material que debería estar destinado para el personal sanitario. Intentaron tomarse medidas: establecer un precio máximo para los barbijos que se comercializan e incentivar a que cada persona pueda hacer su propio tapabocas. Sin embargo, la falta de control y la imposibilidad de actuar sobre lo que debería regular la conciencia individual y ciudadana, hizo que el problema continúe.
Pero siempre hay una contracara solidaria: En lo que va del aislamiento, muchas personas se sumaron a la confección de barbijos que se distribuyen gratuitamente.
Algunas son iniciativas individuales, de personas que saben coser y que contaban con materiales, por lo que decidieron hacer su aporte. En otros casos, se trata de propuestas vecinales como ocurriera ya desde hace un tiempo en Pergamino, en Manuel Ocampo, a cargo de Dante Gianinni, y como se da ahora también en Guerrico, donde: «La delegación compró friselina, compramos distintos modelos, hicimos pruebas, y se decidió hacerlo con friselina y nylon cristal. Buscamos gente que se ofreciera y quisiera coser. Un local nos dejó al precio de costo todas las telas y nos donó elásticos», según daba a conocer Iván de Curtis, delegado de Guerrico.